
El delito que más impacta a los bogotanos es el hurto. Eso lo han establecido las encuestas de percepción de seguridad ciudadana que hicieron la Cámara de Comercio y la iniciativa Bogotá Cómo Vamos en 2024. Sin embargo, para la administración distrital, los delitos de hurto, en lo que tiene que ver con los registros que tienen, disminuyeron el año pasado. Esa podría ser una buena noticia para la ciudad, pero los ciudadanos siguen resintiéndolo como el asunto que más les preocupa.
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Por eso, para este 2025, el secretario de Seguridad de Bogotá, César Restrepo, en diálogo con Pulzo, anunció un “esfuerzo adicional” que se concentrará no solo en que bajen las denuncias, “o sea, la cantidad de gente que fue afectada por ese delito, sino en lograr crear en la gente la tranquilidad de que hay zonas donde ese delito tiene menor posibilidad de ocurrencia”.
En ese sentido, la Secretaria de Seguridad cerró el año pasado con el informe ‘Avances en seguridad, convivencia y justicia en Bogotá’, en el que reportó la desarticulación de varias bandas criminales como ‘Los del sendero’, dedicados al hurto en los cerros orientales; ‘los Marcadores’, dedicados a hurtos a restaurantes; ‘los Sombras’, dedicados al ‘paseo millonario’, y ‘los Telefonistas’, dedicados a la extorsión, entre otras organizaciones.
También informó que, en comparación con el año 2023, el hurto a celulares en el año 2024 disminuyó en Bogotá 31 % (14.964 denuncias menos), el hurto a residencias -26% (1.929 denuncias menos), el hurto a personas -18 % (25.794 denuncias menos), el hurto a comercio -13 % (1.436 denuncias menos), el hurto de motocicletas -4 % (210 denuncias menos) y el hurto de automotores -3 % (110 denuncias menos).
La extorsión impacta a Bogotá
El segundo delito que más impacta a los bogotanos es la extorsión, que, según el secretario de Seguridad, “venía creciendo de manera significativa durante los últimos años, pero nadie sabía la magnitud real de lo que pasaba”. De acuerdo con Restrepo, en la alcaldía de Carlos Fernando Galán lo que se ha hecho es invitar a los ciudadanos a que denunciaran y acercarse más a ellos. “Con eso logramos conocer la dimensión de un problema que no estaba siendo reconocido en los años anteriores. Eso significó un aumento en los primeros cinco meses de 2024 del 120 % en las denuncias”.
“Pero a partir del mes quinto empezaron a caer las denuncias por extorsión, aun con la invitación a hacerlo”, admitió el funcionario, y para revertir esa tendencia planteó primero activar los canales de denuncia; segundo, el acompañamiento a las personas, y tercero, tener mucha más efectividad en lo operativo para desarticular las bandas de extorsionistas.
La administración terminó el año pasado con entre el 65 % y el 70 % de aumento en las denuncias de extorsión. “Para nosotros lo importante es que logramos romper la tendencia, pero hay algo más importante: de todas las personas que han tenido contacto con las instituciones en un tema de extorsión, al menos el 80 % no han tenido que pagar, y ese es el indicador más importante alrededor de este tema”, aseguró Restrepo.
El secretario de Seguridad sostuvo en este medio que el tercer delito es el homicidio, que terminó el año pasado con aumento del 11 %. “El sicariato también aumento por las relaciones entre criminales”, dijo Restrepo. “Cualquier muerte en la ciudad es una pérdida para la sociedad”, lamentó, y explicó hay un subgrupo de homicidios que está relacionado con la intolerancia, “la incapacidad de algunos ciudadanos de relacionarse bien en sociedad, y ahí el consumo de alcohol es un determinante fundamental en la generación de muertes que nunca debieron haber ocurrido”.




Después, en relación con el delito de homicidio, hay otro grupo más pequeño de casos, el de menos representatividad, el de menos ocurrencia, que son las muertes derivadas de crímenes violentos. “Esas muertes tienen una participación entre el 7 % y el 9 % del balance general”, agregó Restrepo.
“El tercer grupo de delitos al que tememos que poner mucho foco es lo que yo denomino la violencia social, que tiene que ver con la violencia intrafamiliar, la violencia de género, la violencia sexual, las riñas”, continuó el secretario de Seguridad de Bogotá. “Todos giran en torno a un asunto que no pueden resolver ni los policías ni los jueces, que están prestos eso sí a castigar a los responsables. Los orígenes de esa violencia reúnen unos elementos que superan la capacidad de ellos [policías y jueces] para su resolución”.
El funcionario hizo énfasis en que la ciudad “tiene que hablar de manera sincera y abierta sobre los niveles de violencia que ha albergado; sobre problemas de salud mental serios, y adicionalmente por la ruptura del tejido social que heredamos: una sociedad que no se habla, que no se comunica, que no está siendo solidaria, que no contribuye al bienestar de sus vecinos, de sus familiares, de las personas que están en su trabajo”.
Restrepo se anticipó a advertir que, por esta manera de ver las cosas, muchos pueden decir que está evadiendo su responsabilidad. “A mí, la verdad, no me da miedo que me señalen de eso, porque el primer punto para uno curarse de una enfermedad es aceptar que existe. Y lo que yo he observado en este primer año tiene que ver con esas violencias”, dijo, y puso un ejemplo sencillo para mostrar que la responsabilidad en muchos aspectos de seguridad en Bogotá es compartida.
“Una mujer que es víctima de feminicidio. Sus compañeros en la oficina seguramente tenían información sobre eso, sus vecinos, sus familiares. Que haya perdido la vida es responsabilidad directa del feminicida, a quien hay que castigar con toda la severidad, pero toda la sociedad, incluso las instituciones, tuvimos la posibilidad de haber evitado que haya perdido la vida, y no lo hicimos”, reflexionó Restrepo. “Entonces, a todos nos cabe una responsabilidad, y no podemos seguir seccionando las responsabilidades o las conveniencias de que es culpa de este o del de más allá. Ese es un problema que requiere que todos nos ocupemos de hablar de esa violencia”.
El funcionario encargado de la seguridad de los bogotanos terminó con otra cavilación: “La mayoría de los ciudadanos en sus comportamientos ordinarios no tienen comportamientos violentos, los evaden; pero, por el contrario, aquellos que deciden la violencia lo hacen de manera cómoda porque los demás no la rechazamos. En ese sentido, una conversación seria, una agenda pública sobre no violencia, es fundamental”.
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