
Cuando se habla de encontrar la mejor milhoja de Bogotá, pocos esperarían que la respuesta viniera de las pintorescas calles de Villa de Leyva (Boyacá). Sin embargo, este dulce tradicional ha cruzado las fronteras departamentales para conquistar paladares capitalinos, estableciéndose como un referente indiscutible. Lo que las distingue no es solo su procedencia, sino una combinación maestra de texturas y sabores que las hacen únicas.
@alamesaconjenn Episodio 16: llegaron las mejores milhojas a Bogotá #restaurantesbogota #milhojas #bombon #foodie #bogota ♬ sonido original – A la mesa con Jenn
Aunque ojo, porque no se debe confundir con la milhoja más grande de la ciudad, ya que, aunque están ubicadas en lugares cercanos, no son la misma. Al hablar de este producto, los amantes del dulce saben que se trata de un verdadero manjar que es propicio para acompañar con cualquier bebida y sin importar el horario (mañana, tarde o noche).
La mejor milhoja de Bogotá se encuentra en la calle 85 #14-19, barrio El Chicó (Chapinero). Su secreto radica en la crocancia inigualable y un arequipe excepcional. Cada capa de hojaldre se elabora con una precisión que garantiza una textura aireada y desmenuzable al primer bocado, creando una sinfonía de crujidos, tal y como lo muestra la creadora de contenido @alamesaconjenn en su cuenta de TikTok. El establecimiento es muy reconocido en Villa de Leyva (Boyacá), por eso tomaron la decisión de abrir un local en la capital colombiana para cautivar a los bogotanos.




¿Quién inventó el milhojas?
El milhojas, ese postre icónico de capas crujientes de hojaldre y crema, es un clásico de la repostería que deleita paladares en todo el mundo. Sin embargo, detrás de su aparente sencillez se esconde un enigma: ¿quién lo inventó? A pesar de su arraigo en la gastronomía francesa, donde se le conoce como ‘mille-feuille’, su origen exacto sigue siendo un tema de debate entre historiadores culinarios.
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No hay un solo inventor al que se le atribuya de forma concluyente su creación, lo que sugiere que su desarrollo fue más bien una evolución a lo largo del tiempo, con diversas aportaciones que perfeccionaron la técnica y la receta hasta llegar a la exquisitez que hoy se conoce.
Las referencias históricas más sólidas apuntan a que las bases del milhojas se gestaron en la Francia del siglo XVII. Algunos estudiosos señalan al renombrado chef François Pierre de la Varenne, autor de ‘Le Cuisinier François’ (1651), como una figura clave en la difusión de las técnicas de hojaldre que son esenciales para este postre. Otros, en cambio, atribuyen su perfección final al célebre pastelero Marie-Antoine Carême en el siglo XIX, quien es conocido por haber refinado y codificado muchas de las recetas clásicas de la alta cocina francesa.
¿Cómo es la milhoja original?
La versión clásica consta de tres capas de hojaldre extremadamente fino y crujiente, separadas por dos capas de crema pastelera ligera y sedosa. La superficie superior suele espolvorearse con azúcar glas o glasearse con una mezcla de azúcar y, a veces, un patrón de chocolate, creando un contraste visual y de textura que es tan importante como su sabor. La clave de una milhoja auténtica radica en la calidad del hojaldre, que debe ser aireado y friable.
El hojaldre, elaborado con capas alternas de masa y mantequilla que se pliegan y extienden repetidamente, es el corazón de la milhoja original. Cada horneado transforma estas finas capas en innumerables láminas doradas y crujientes que le dan su nombre. La elección de una crema pastelera con el equilibrio justo de dulzura y vainilla complementa perfectamente este postre.
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