Antes de reunirse este martes con el presidente ruso Vladimir Putin, Pompeo fue recibido poco después de su llegada a Sochi, una ciudad balnearia a orillas del Mar Negro, por su homólogo ruso Serguéi Lavrov.

“Estoy aquí porque el presidente Trump está decidido a mejorar esta relación”, dijo Pompeo. “Tenemos diferencias […] pero no tenemos por qué ser adversarios en todos los temas”, añadió, esperando “estabilizar relaciones y volver a una trayectoria que no solo sea buena para los dos países sino también para el mundo”.

“Creo que es hora de empezar a construir un modelo nuevo, más responsable y constructivo”, dijo por su parte el ministro Lavrov, y pidió “propuestas concretas para sacar a las relaciones ruso-estadounidenses de su triste estado”.

“Máxima presión”

Pompeo se convertirá este martes en el más alto responsable estadounidense en reunirse con Putin desde la cumbre en julio en Helsinki entre el presidente ruso y Trump.

La Casa Blanca espera que el fin de la investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre una supuesta injerencia rusa a favor de Trump en las elecciones permita superar el actual estado glacial de las relaciones entre ambos países.

Hace cerca de dos meses, el fiscal concluyó que en 2016 se produjo una injerencia rusa en las elecciones presidenciales, pero que no hubo connivencia entre el equipo del candidato Trump y Moscú.

Pompeo y Lavrov

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Trump aseguró haber tenido a principios de este mes una conversación telefónica “muy positiva” de más de una hora con Putin.

El presidente estadounidense anunció el lunes que tiene prevista una reunión con su homólogo en el G20 de Japón de junio aunque el Kremlin aseguró que todavía no hay “ningún acuerdo” en este sentido.

La visita de Pompeo coincide con las acusaciones de Estados Unidos a Irán de preparar “ataques” contra sus intereses en Oriente Medio. Estados Unidos desplegó en la región un portaaviones, un buque de guerra así como bombarderos B-52 y una batería de misiles Patriot.

“Una política de máxima presión […] nunca da resultados”, advirtió el martes el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. “No alienta a un país a ser conciliador”, añadió.

Rusia, igual que los países europeos, es partidaria de mantener el acuerdo de 2015 sobre el programa nuclear iraní, del que Estados Unidos se retiró. Irán decidió por su parte suspender parte de los compromisos de ese acuerdo.

Pompeo se reunió el lunes con varios líderes europeos, que advirtieron del riesgo de un conflicto “por accidente”.

El temor a una escalada en el Golfo se incrementó con los actos de sabotaje, de los que se desconocen los detalles, contra tres petroleros y un carguero este fin de semana frente a las costas de Emiratos Árabes Unidos.

Armas hipersónicas

En las últimas semanas también aumentó la tensión por la situación en Venezuela, donde ambas potencias se acusan mutuamente de injerencia.

Rusia sigue siendo un aliado del presidente Nicolás Maduro, a quién entrega armas, mientras que Estados Unidos apoya al opositor Juan Guaidó.

El desarme es otro motivo de fricción. Estados Unidos y Rusia decidieron recientemente abandonar un tratado de la época de la Guerra Fría que prohibía los misiles tierra-tierra con alcance de entre 500 y 5.500 kilómetros.

Rusia y Estados Unidos están negociando el próximo tratado de control de armamentos nucleares Start, porque el actual termina en 2021 y Trump quiere incluir a China.

El presidente ruso, que elogia sin cesar las nuevas capacidades de su ejército, visitará el martes antes de recibir a Pompeo el mayor centro de ensayos nucleares de la aviación rusa para asistir, según el Kremlin, a una demostración de “armas prometedoras”.