La charla entre Morel y su amiga fue a través de WhatsApp, pero, como casi todo lo que se aloja en redes sociales y plataformas virtuales, salió en muy poco tiempo a la luz pública y se viralizó. A su amplia difusión ayudó la publicación de La Tercera.

Fueron solo 51 segundos de la intervención privada de la primera dama chilena, suficientes para ponerla en ridículo a ella, al gobierno que dirige su esposo Morel, y a la clase dirigente del país austral.

“Amiga, yo creo que lo más importante es tratar de nosotros mantener la cabeza fría. No seguir calentándonos porque lo que viene es muy, muy, muy grave”, empezó por decirle Morel a su interlocutora.

Después le contó que se había adelantado el toque de queda porque “se supo que la estrategia es romper toda la cadena de abastecimiento de alimentos, incluso en algunas zonas, del agua, las farmacias; intentaron quemar un hospital e intentaron tomarse el aeropuerto”, siguió Morel.

Disturbios en Chile y en recuadro Sebastián Piñera

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Después, admitió la grave situación de orden público en la que está enfrascado Chile, y soltó su curiosa apreciación: “O sea: estamos absolutamente sobrepasados, es como una invasión extranjera, alienígena, no sé cómo se dice, y no tenemos las herramientas para combatirlas”.

“Por favor, mantengamos nosotros la calma, llamemos a la gente de buena voluntad. Aprovechen de racionaliz…, razoni… ¿cómo se dice? Racionar la comida, y vamos a tener que disminuir nuestro privilegios y compartir con los demás”, confesó Morel, y añadió así otro factor de descontento entre la población al admitir que, efectivamente, tienen privilegios.