“Festejar la dictadura es festejar un régimen inconstitucional y responsable de graves crímenes de violación a los Derechos Humanos […] utilizar la estructura pública para defender y celebrar crímenes constitucionales e internacionales atenta contra los principios más básicos de la administración pública, lo que puede caracterizar acto de improbidad administrativa, en los términos del artículo 11 de la Ley número 8.429, de 1992”, informó el MPF en un comunicado.

En la nota, firmada por fiscales de la Procuraduría Federal de los Derechos del Ciudadano (un órgano del MPF), se destaca que reforzar el Estado Democrático de Derecho es “incompatible” con la celebración de “un golpe de Estado” y de un régimen marcado por “gravísimas violaciones a los Derechos Humanos”, por lo que confían en que las Fuerzas Armadas y demás autoridades civiles y militares sigan firmes cumpliendo su papel constitucional.

El MPF subraya que celebrar el aniversario de golpe de 1964 es algo de “enorme gravedad constitucional” y una falta de respeto al estado de Derecho, y que no hay margen para el revisionismo histórico, porque hubo rompimiento violento del orden constitucional, al apartar al Gobierno democráticamente electo de João Goulart.

El lunes 25 de marzo, el portavoz del Gobierno, Otávio Rêgo de Barros, informó que el presidente Bolsonaro había dado órdenes al ministerio de Defensa para que las Fuerzas Armadas conmemorasen como es debido el 31 de marzo de 1964, fecha que dio inicio a una dictadura que no terminó hasta 1985.

Jair Bolsonaro presidente de Brasil

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El portavoz presidencial también dijo que Bolsonaro no considera que hubiera un golpe, sino una movilización conjunta de la sociedad civil junto a los militares.

A lo largo de sus casi 30 años como diputado, el presidente brasileño, un capitán militar en la reserva, defendió en numerosas ocasiones el periodo militar, por salvar a Brasil de una supuesta amenaza comunista, e incluso dedicó elogios a conocidos torturadores.

El tema fue tendencia mundial en las redes sociales, por el rechazo que generó.

“No hay qué conmemorar” / “¿Celebrar qué”?