La facilidad de acceso a las redes sociales y de expresarse con libertad ha llevado a muchas personas a creer y replicar teorías sobre el coronavirus, las redes 5G y las ‘oscuras’ intenciones de Bill Gates y su vacuna, entre otros, con base en evidencias falsas o no comprobadas ni verificadas, advierte el británico Daniel Jolley, sicólogo social, entrevistado en un podcast por The Guardian.

El experto explica que existen ciertos perfiles de personalidad que a algunas personas les hace creer y defender estas teorías de la conspiración, y tienen que ver con que dicha parte de la población busca comprender mejor el mundo en el que vive, pero también son personas que requieren de cierta aceptación en determinado grupo, o que simplemente quieren reafirmar su pertenencia a determinada comunidad: “Se trata de una afirmación de la identidad”, señala el especialista.

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Jolley revela además que muchas personas proclives a creer en este tipo de cadenas de información han sufrido diferentes niveles de discriminación en el pasado y esta es su oportunidad de tener voz en determinado tema.

Y cuando personas con perfiles sicológicos más susceptibles a creer en estas teorías se sumergen en una situación de incertidumbre como la actual, generada por la pandemia del coronavirus, dicha proclividad a creer en tales teorías se incrementa.

El experto consultado por The Guardian cita estudios que dicen que si una persona cree en una teoría de la conspiración, aumenta la probabilidad de que crea en otras, “como creer con firmeza que el coronavirus fue creado en un laboratorio o que las redes de telecomunicaciones 5G ayudan a expandir el virus”, destaca el sicólogo.

Es tan fuerte la necesidad de creer de estos grupos de personas, que tratan de hallar evidencia (por lo general, rumores no confirmados por la comunidad científica o de fuentes poco confiables) para reafirmarse en lo que creen, y sistemáticamente desechan la información que pueda controvertir sus creencias, señala el experto en The Guardian.

En la conversación entre experto y periodista, se trajo a colación el hecho de que entablar una conversación con personas que defienden las teorías de la conspiración puede ser difícil, por cuanto al expresar dichas ideas defienden su propia forma de ver el mundo y por ello les es difícil entender o comulgar con un pensamiento distinto.

El sicólogo concluye que por lo general estas teorías son inofensivas, siempre y cuando se queden entre grupos de personas que no van más allá de compartirlas, pero ofrecen un peligro potencial cuando se toman en serio por gobiernos o por gente con reconocimiento y cierto grado de credibilidad entre sus seguidores.

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Un ejemplo de lo peligrosas que pueden ser la desinformación o las verdades a medias lo ofrece el portal The Conversation, que recuerda cuán dañino fue el comentario del presidente estadounidense Donald Trump al decir que el coronavirus era menos peligroso que la gripe, pues ello retrasó la aplicación de políticas de contención y mitigación del virus, al punto que Estados Unidos se ha convertido en el mayor foco de la enfermedad del planeta, con 1,2 millones de infectados y 70.000 fallecidos.

Otro de los riesgos reales mencionados por The Conversation es que los subregistros (cuando se contabilizan menos casos de contagio y muerte de los que realmente hay) y las erróneas proyecciones de muertes por coronavirus han hecho que gobiernos relajen prematuramente las medidas de seguridad y distanciamiento social: “Es como tirar la sombrilla en medio del aguacero porque hasta ese momento lo mantuvo seco”, analiza el medio.

En cuanto a la tecnología de telecomunicaciones de banda ancha 5G, el portal destaca diferentes teorías de la conspiración que se han tejido alrededor del tema, y que se atribuye al médico estadounidense Thomas Cowen, quien a principios de marzo publicó un video en el que proponía la posibilidad de que 5G fuera nociva para la salud.

El video se viralizó y luego fue eliminado por los responsables de YouTube, según su nueva política de despublicar todo lo que tenga que ver con teorías de la conspiración sobre 5G y coronavirus, señala el medio.

Entre tales teorías están que el 5G altera el sistema inmunológico y hace más propenso a un individuo de contagiarse con coronavirus, que altera el ADN de las personas, que el coronavirus se transmite por sus ondas de radio, y otras tan extremas como que el nuevo billete de 20 libras esterlinas esconde información secreta sobre 5G y coronavirus.

“En realidad, la relación del 5G con el coronavirus y con los billetes es como la que existe entre el ratón Pérez y la zoología”, apunta The Conversation al desestimar tales teorías.

Finalmente, la organización Climate Change Communication dice que sí existen las conspiraciones reales, como que la automotriz Volkswagen hubiese escondido las emisiones reales de sus motores, o que durante décadas la industria del tabaco haya ocultado los verdaderos efectos del cigarrillo en los fumadores.