El avión tuvo que aterrizar en el aeropuerto de la ciudad de Faro, en el sur de Portugal, porque el hedor del hombre, que “olía como si no se hubiese duchado en semanas”, se volvió insoportable, dice la Cadena Ser, de España.

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El olor que despedía el sujeto, cuya identidad no ha trascendido, era tal, que hizo desmayar a algunas personas. La tripulación optó por ponerlo en una especie de cuarentena, al encerrarlo en uno de los baños del avión, pero sin éxito.

El desagradable olor era tan terrible que finalmente los encargados de la aeronave tuvieron que pedir un aterrizaje de emergencia en el mencionado aeropuerto portugués. Para hacerlo, adujeron motivos médicos, agrega La Opinión de Tenerife.

Un portavoz de la aerolínea dijo, citado por Mirror:

“El avión se desvió debido a razones médicas, pero de hecho era verdad que olía bastante”.

Esta no es la primera vez que un avión de Transavia vive un incidente similar. En febrero pasado, un avión de la misma aerolínea que se desplazaba desde Dubái (Emiratos Árabes Unidos) y Ámsterdam, tuvo que aterrizar en Viena (Austria) porque uno de los pasajeros se estaba tirando pedos, lo que produjo molestia entre los viajeros.