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Periodista     Mar 25, 2025 - 8:52 am

Durante los últimos días, la salud de Jorge Mario Bergoglio ha sido motivo de preocupación entre los fieles católicos, pues su evidente deterioro físico hizo prever lo peor y hasta llevó a especular sobre una posible preparación del cónclave para elegir a su sucesor.

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El doctor Sergio Alfieri, quien se ha encargado de la salud del Pontífice en ña Hospital Gemelli, explicó en una entrevista que tuvo que tomar una complicada decisión para preservar la salud del papa o prepararse para correr un riesgo que pudo llevarlo a la muerte.

En una entrevista con el medio italiano Corriere Della Sera, el galeno mencionó que la noche del pasado 28 de febrero fue la más crítica, pues pensaron que Bergoglio podría fallecer: “Él susurró: Es malo. Los que estaban a su lado tenían lágrimas en los ojos”. 

Para intentar superar ese mal momento, el equipo de médicos armó un plan arriesgado que, de haber salido mal, podría haber conllevado a serias implicaciones para el papa:

“Tuvimos que elegir entre parar y dejarlo ir o forzarlo y probar todos los medicamentos y terapias posibles, corriendo el riesgo muy alto de dañar otros órganos. Y al final tomamos este camino”, señaló Alfieri.

Eso sí, el médico puntualizó que fue el papa Francisco quien les ayudó a tomar la decisión, dando una muestra de arrojo y apego por la vida afirmando: “Inténtalo todo, no te rindas. Eso es lo que todos pensábamos también. Y nadie se rindió”.

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Según su concepto, el papa argentino siempre estuvo consciente y pidió explícitamente que le contaran la verdad sobre su complicado estado de salud. Ese deseo hizo que “durante días”, el equipo médico del hospital Gemelli corriera “el riesgo de dañar los riñones y la médula ósea” con los tratamientos, pero siguieron “adelante”. Luego, “el organismo respondió a los tratamientos y la infección pulmonar mejoró“, dijo Alfieri.

Finalmente, el jefe del cuerpo médico informó que tras su salida del hospital, Bergoglio tendrá una convalecencia de 2 meses, tiempo en el que le recomendó “evitar el contacto con grupos de personas o con niños que puedan ser vehículo de nuevos contagios”, aunque es consciente de que su rol como sumo pontífice podría llevarlo a no seguir su consejo.

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