Apenas el pasado 3 de febrero se conoció que Pablo Lyle deberá pagar cinco años tras las rejas, más ocho más de libertad condicional por el homicidio involuntario de Juan Ricardo Hernández en el sur de Florida (EE. UU.).

La víctima era un ciudadano de origen cubano que perdió la vida tras una discusión con el actor en una intersección vial de Miami el 31 de marzo de 2019. El actor le propinó un puñetazo en la cara al hombre de 63 años, quien cayó al suelo y quedó inconsciente, pues la caída le produjo un derrame interno en la cabeza.

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Las imágenes fueron registradas por las cámaras de seguridad de una gasolinera cercana y muestran cómo el cubano quedó sobre la vía pública, mientras el mexicano volvió a su vehículo y huyó del lugar. Cuatro días después, Hernández murió en el hospital Jackson Memorial.

El día de la sentencia, la jueza le ordenó a Lyle además tomar clases de manejo de ira y cumplir con 100 horas de trabajo comunitario, mientras la viuda de Hernández, Mercedes Arce, confesó que está bajo un tratamiento psicológico y psiquiátrico. El actor reconoció sus actos y le pidió perdón a la familia, que quedó inconforme con la condena, pues pedía que se le impusiera la máxima pena de 15 años.

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Traslado de Pablo Lyle a cárcel en Florida

Los últimos 20 días, luego de conocer su sentencia, el actor había estado recluido en la cárcel TGK de la ciudad de Miami, pero el pasado lunes 20 las autoridades decidieron trasladarlo al South Florida Reception Center.

En ese proceso, fue fichado para el nuevo centro penitenciario y en la imagen se le ve con el pelo rapado, sin barba y con un uniforme gris, muy diferente a como era costumbre verlo en pantalla en telenovelas como ‘Mi adorable maldición’.

 

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En ese programa, la periodista Tanya Charry explicó que a Lyle le faltaría otro traslado, pues en el lugar al que llegó será entrevistado “por médicos, psicólogos y expertos y así determinar su perfil, incluyendo el grado de peligrosidad”, y así enviarlo a una cárcel estatal donde finalmente cumplirá su condena.

Donde está, es un centro transitorio en el que pasará de cinco a siete semanas y puede recibir visitas hasta de menores de edad, aunque quienes acudan a verlo deben cumplir reglas de vestuario y no pueden llevarle ningún artículo de afuera, pero sí comprárselo en las máquinas expendedoras que hay en las instalaciones.

Allí también podrá inscribirse a diferentes programas de resocialización, hasta que cumpla su sentencia el 29 de septiembre de 2027, aunque su abogado considera que podría lograr una disminución de hasta el 15 % de la condena por buen comportamiento, por lo que podría estar en libertad en diciembre del 2026. Si se inscribe a más programas, tiene la posibilidad de que le reduzcan más tiempo.

Este es el informe completo del medio: