Según dijo la mujer, los menores cogieron la casa de ellos de patio de juegos, ya que corrían, cantaban y dejaban caer cosas todos los días al menos por 7 horas seguidas. Por eso, presentó una demanda y ahora un juzgado del país le dio la razón: los El Kerrami tendrán que pagar una multa de 100 mil libras esterlinas (más de 380 millones de pesos colombianos).

Pero los ruidos no solo se presentaban de día. De noche, según la demandante, los sonidos de la nevera, de los grifos y de la chimenea no le permitían descansar ni a ella ni a su madre, que se vieron obligadas a anotar en un diario todos los ruidos que eran molestos, agrega El País, de España.

La desesperada mujer dijo que antes de que Sarah y Ahmed El Kerrami (que llegaron al apartamento en 2010) se mudaran al piso de arriba, nunca antes había tenido inconvenientes con sus vecinos por el ruido. El abogado de los demandados acusó a Fouladi de ser “hipersensible” con las actividades normales de una familia, dice Mirror.

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Nicholas Parfitt, el juez encargado del curioso caso en Londres, dijo que a pesar de que los sonidos eran de la jornada diaria normal de la familia, los El Kerrami debieron instalar una alfombra para garantizar un aislamiento suficiente entre ambas viviendas, ya que el ruido que hacían era “invasivo e inquietante”.