El meteorito Winchcombe, de más de 4.600 millones de años de antigüedad, y que se estrelló el año pasado en la entrada de una casa de la ciudad de Gloucestershire, al suroeste de Inglaterra, ofreció a un grupo de científicos “un tentador vistazo en el tiempo a la composición original del sistema solar”, dijo el doctor Ashley King, investigador del Museo de Historia Natural de Londres y autor de un nuevo artículo sobre la roca espacial.

El análisis publicado en la revista Science Advances, concluye que el meteorito se originó en un cuerpo asteroide en algún lugar cercano a Júpiter. La investigación también descubrió que la proporción de isótopos de hidrógeno en el agua se parece mucho a la composición del agua en la Tierra.

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Una teoría predominante en este ámbito de estudio es que la Tierra era estéril cuando se formó, ya que la región interior del sistema solar era demasiado caliente para que el agua se condensara. El límite de la región en la que podía formarse hielo en el sistema solar primitivo se conoce como la línea de congelación, y se encuentra en el moderno cinturón de asteroides. Los científicos creen que el agua pudo llegar a la Tierra más tarde, lloviendo en forma de meteoritos helados.

La mayor parte del meteorito de Winchcombe se recuperó apenas unas horas después de que iluminara los cielos del Reino Unido en febrero de 2021. Uno de los trozos más grandes se descubrió en la entrada de la casa de la familia Wilcock, y algunos trozos más pequeños se encontraron en los jardines cercanos.

“Lo que también fue realmente sorprendente fueron los datos de la bola de fuego que sugerían que Winchcombe no debería haber sobrevivido al atravesar nuestra atmósfera. Tuvimos una suerte increíble de tener algún meteorito en el suelo”, manifestó a IFLScience el doctor Luke Daly, uno de los autores del estudio, de la Universidad de Glasgow.

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Es el primer meteorito de condrita carbonácea -la clase más antigua, que contiene materiales presentes durante la formación del sistema solar- que se encuentra en el Reino Unido. Lo más importante es que se recogió a las pocas horas de ser detectado, antes de que lloviera, y se analizó casi inmediatamente, lo que lo convierte en un raro espécimen no contaminado.

El meteorito también fue grabado por 16 cámaras dedicadas a los meteoritos y numerosos vídeos de cámaras de coche, lo que significa que los científicos pudieron elaborar una trayectoria precisa de su procedencia en el sistema solar. En cambio, la mayoría de los 70.000 meteoritos conocidos se han encontrado sin que se haya registrado su impacto, en algunos casos millones de años después de su aterrizaje.

“Los meteoritos como Winchcombe coinciden bastante bien el agua de los océanos de la Tierra y sugiere que los asteroides fueron la principal fuente de agua”, dijo King. Los extractos de roca también contienen aminoácidos y moléculas prebióticas fundamentales para el origen de la vida.

Dada la conservación del meteorito, el análisis sugiere que asteroides similares han desempeñado un papel importante en la entrega de los ingredientes necesarios para poner en marcha los océanos y la vida en la Tierra primitiva.