Sepan que me fui pacíficamente y ahora estoy en un estado de paz que era imposible después de esta mutilación. Morí en 2015, no ahora“, así comienza la misiva que envió, vía correo electrónico, el británico, nacido cerca de Manchester, desde Canadá a su progenitora, publica BBC Mundo.

Lesley Roberts, mamá de Alex, quedó en shock cuando un policía tocó su puerta y le informó que su primogénito había muerto. Ese estado se agravó cuando leyó la carta de despedida.

Alex Hardy era el mayor de 3 hermanos, los dos primeros concebidos después de tratamientos de fertilidad. Durante un viaje escolar, cuando tenía 14 años, se enamoró de Canadá. Por ello decidió postergar su ingreso a la universidad para volver al país norteamericano y vivir allí, en principio, por un año, explica el diario inglés.

Sin embargo, fue tanta su comodidad y gusto por ese país que año a año fue alargando su regreso a Inglaterra, hasta que cumplió 5 años en Canadá, con un buen trabajo y con la ciudadanía en sus manos. Pero nadie sabía lo que estaba sufriendo.

En el correo, Alex explicó que sufría de fimosis, lo que significa que el prepucio está demasiado apretado para retirarse del glande y por ello se realizó la circuncisión, pero como en algunos otros casos, la cura fue peor que la enfermedad, señala el mismo medio.

Aunque su mamá y hermanos lo visitaron en Canadá en varias oportunidades nunca les dijo por lo que estaba pasando. Tampoco tuvo la confianza para dialogarlo con sus amigos.

“Tuve problemas con mi prepucio apretado… Desde la adolescencia me creó problemas de alcoba (sexo), ya que significaba que mi prepucio no se retraía sobre el glande como estaba previsto, lo que causó algunos momentos incómodos”, escribió el británico en la carta, citada por BBC.

Aunque la fimosis es normal en los primeros años de vida, a medida que los niños van creciendo, el prepucio generalmente comienza a separarse de la cabeza del pene. Y si permanece en la adolescencia o adultez, no siempre causa problemas, pero si lo hace, las complicaciones pueden pasar desde dificultad para orinar hasta dolor durante las relaciones sexuales, detalla el rotativo británico.

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Alex fue al médico y, lastimosamente, fue remitido con un urólogo, que después su madre descubriría que tenía varias quejas encima por sus procedimientos.

“Inmediatamente sugirió la circuncisión… Le pregunté sobre el estiramiento y él me mintió por completo. Dijo que a mí eso no me funcionaría… En gran parte confiaba porque sentí que él era el experto que mejor conocía del tema, así que con cierto escepticismo lo acepté”, escribió Alex.

En 2015, a sus 15 años, el joven accedió a practicarse la circuncisión, pero todo fue peor. En la carta resaltó con gran detalle los problemas físicos que lo llevaron al suicidio. Experimentó una sensibilidad constante en la cabeza de su pene, que ya no estaba protegida por su prepucio, indica BBC.

“Pronto se hizo evidente que lo que acababa de suceder era una catástrofe… Estas constantes sensaciones estimuladas por la fricción de la ropa son una tortura en sí mismas; no han disminuido  después de años… ¿Imaginas lo que pasaría con un globo ocular si el párpado fuera amputado?”, describió en la misiva.

Además, explicó que tuvo disfunción eréctil, calambres y contracciones en sus músculos, sensaciones de ardor y picazón, en particular por una cicatriz que se encontraba donde se eliminó su frenillo, que es la banda de tejido donde el prepucio se adhiere a la superficie inferior del pene.

En Canadá, donde Alex vivía, se estima que el 32% de los hombres están circuncidados. Sin embargo, él la consideró en su carta de despedida como la “mutilación genital masculina”, pues dijo que había perdido el 75 % de sensibilidad en su pene, señala BBC.

Alex dice que no le informaron de los riesgos… Si los hubiera sabido, estoy segura de que no se habría sometido a la cirugía“, finalizó su mamá al rotativo inglés, donde explicó que contó lo que pasó porque fue el último deseo de su hijo, quien con su historia busca dar una luz a otros jóvenes que pasen por este problema.