El anuncio del encuentro entre Gustavo Petro y Nicolás Maduro, que se producirá este martes, despertó, como era de esperarse, reacciones a favor y en contra. Las dos posturas se pueden sintetizar en las expresiones de las senadoras Gloría Flórez, del Pacto Histórico, y María Fernanda Cabal, del Centro Democrático. Pero una información difundida en las últimas horas ofrece evidencia fáctica sobre las condiciones del país al que llega el presidente colombiano.

La coalición de gobierno ve la reunión necesaria para fortalecer los lazos con el vecino país. Así, Flórez, presidenta de la Comisión Segunda en la que se abordan temas internacionales, destacó sobre la reunión que es el final “de la diplomacia del odio”. “¡Bienvenida la sensatez y la hermandad a las relaciones con Venezuela! Este acontecimiento se da luego de una serie de avances en el propósito de restablecer relaciones comerciales y políticas con el país hermano para el beneficio de nuestros pueblos”.

(Le interesa: Petro frente a Maduro, la reunión que busca robustecer el bloque de izquierda en la región)

Por su parte, Cabal aseguró sobre ese encuentro: “Para enmarcar en la historia de las desventuras del país. […] Hablan de ‘potencia de la vida’, de respeto por los Derechos Humanos, y se reúnen con el mayor violador de derechos del continente”. A la de ella se sumó la opinión de la también senadora uribista Paola Holguín, para quien la reunión Petro-Maduro “no sorprende”, pues se trata de “una  vieja amistad, una vieja alianza”, y debería ser para que los colombianos sepan “qué va a pasar con las estructuras criminales que allí han tenido todo este tiempo protección”.

La periodista Salud Hernández-Mora fue más directa y escribió que Petro “no debería” ir a Caracas a estrechar la mano del “mafioso cleptómano de Miraflores”. Cree que el presidente de Colombia “se verá con otros capos del gobierno chavista”, y se pregunta si el canciller Álvaro Leyva Durán, a quien califica como “amigo” de alias ‘Jesús Santrich’, hará “una escapadita para abrazarse a [alias Iván] Márquez”.

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Al tiempo que la olla en Colombia está en ebullición, en Venezuela se conoció en las últimas horas un dato sobre medios de comunicación que revela las condiciones de la democracia y la situación de otros derechos como el de la información y el del trabajo. El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa de Venezuela (SNTP) asegura que, entre enero y octubre de este año, ha documentado la clausura de 95 estaciones de radio.

Hoy son 96 emisoras de radio cerradas en lo que va de 2022, la dictadura busca profundizar su esquema de censura, autocensura y promoción de noticias falsas mientras siembra miedo en los pocos medios libres e independientes que siguen resistiendo en Venezuela.

Solo en ocho días (entre el 20 y el 27 de octubre), según el SNTP, ocho radios fueron cerradas en el municipio Colina, estado Falcón. Se trata de las estaciones Occidente 92.7 FM, Carubarigua 96.9 FM, Beraka 91.3 FM, Misionera 97.6 FM, Tricolor 105.5 FM, Fredmedical 93.9 FM, Centinela 99.1 FM y Precursora 95.9 FM.

“En todos los casos, la instrucción fue dada telefónicamente por monitores de Conatel [Comisión Nacional de Telecomunicaciones], personas del mismo municipio que trabajan para el organismo. Las emisoras cerradas eran comunitarias con mínimo siete años al aire y medio centenar de trabajadores, entre locutores y operadores”, asegura el SNTP.

Al respecto, el presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, escribió: “Hoy son 96 emisoras de radio cerradas en lo que va de 2022, la dictadura busca profundizar su esquema de censura, autocensura y promoción de noticias falsas mientras siembra miedo en los pocos medios libres e independientes que siguen resistiendo en Venezuela”.

La de las emisoras cerradas es apenas una faceta más de la Venezuela a la que llega este martes el presidente Petro.