La furia de Trump sería con sus colaboradores más cercanos debido al gran escándalo que se desató alrededor de Sessions después del discurso que ofreció el presidente el pasado martes en el Congreso, informa CNN.

Vale la pena recordar que el fiscal general se recusó a sí mismo de participar en cualquier investigación que se inicie en su contra con respecto a la reunión que sostuvo con el embajador de Rusia en Estados Unidos.

Según fuentes cercanas al presidente, Trump estaba especialmente molesto el jueves en la noche, después de la declaración de Sessions, y afirmaron que hubo “muchos insultos”, en gran medida porque el mandatario siente que sus colaboradores siguen “actuando por su cuenta”.

De acuerdo con The Washington Post, Trump pasó el fin de semana en su casa de Mar-A-Lago, en Florida, en compañía de su hija Ivanka y del esposo de ella y asesor, Jared Kurshner. Sin embargo, ninguno de ellos fue capaz de calmarlo.

El mismo medio afirma que más allá del mero escándalo con Rusia, el mal genio del presidente es porque la polémica con ese país ha desviado la atención de lo que debía ser su “momento más triunfante”, es decir, la ya mencionada intervención en el Congreso, el martes pasado.

Pero allí no terminan los ‘dolores de cabeza’ del presidente: su salida en falso al acusar infundadamente a su antecesor, Barack Obama, de haberle ‘chuzado’ el celular en la campaña presidencial, lo ha puesto en el ‘ojo del huracán’. Según CNN, en la Oficina Oval, Trump expresó sentirse muy atacado por la prensa y por funcionarios de la administración anterior, y además siente que las cosas no le están saliendo de la mejor manera.

Estados Unidos critica a Petro en la ONU y evalúa si continúa apoyo a Colombia en el Acuerdo de Paz

Estados Unidos lanzó fuertes críticas al presidente Gustavo Petro durante la más reciente sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, en la que se presentó el informe trimestral sobre la paz en Colombia. El representante estadounidense, Mike Waltz, acusó al Gobierno de usar “retórica incendiaria” y de impulsar políticas que, según Washington, socavan los avances hacia una paz duradera. Además, cuestionó la ampliación del mandato de la Misión de Verificación, señalando que se ha desviado de su objetivo inicial —la desmovilización de las Farc— para centrarse en lo que calificó como “prioridades políticas excesivas”, como la JEP y el apoyo a minorías étnicas.