El nuevo ataque que se registró más tarde en el norte de Bagdad contra un convoy de Hashd Al Shaabi, una coalición paramilitar proiraní que forma parte de las fuerzas de seguridad de Irak, no le impidió a la gente participar en el funeral, que durará tres días.

“¡Muerte a Estados Unidos!”, gritaban en el barrio chiita de Kazimiya, en la capital iraquí. Junto a él, los cuerpos de las demás víctimas del bombardeo serán trasladados desde Kazimiya a la llamada Zona Verde, un barrio bajo estrictas medidas de seguridad y sede de las instituciones del gobierno y de varias embajadas, entre ellas, la de Estados Unidos, que el martes sufrió un ataque de partidarios del Hashd.

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El primer ministro iraquí Adel Abdel Mahdi también participó en los funerales este sábado, así como Hadi Al Ameri, jefe de las fuerzas proiraníes en el parlamento iraquí, el ex primer ministro Nuri Al Maliki y varios jefes de facciones chiitas proiraníes.

Tras el funeral, los cuerpos irán Kerbala y Nayaf, dos ciudades santas chiitas al sur de la capital. Al Mouhandis será enterrado en Irak y el cuerpo de Soleimani trasladado a Irán, donde recibirá sepultura el martes en su ciudad natal de Kerman.

Hassan Rouhani presidente de Irán

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El funeral no deja de ser un evento de alta tensión en los alrededores de la sede diplomática estadounidense, pues fue el pasado martes que la muchedumbre asaltó el primer perímetro de la embajada a golpe de barras de hierro y arietes improvisados durante el funeral de 25 combatientes muertos de una milicia de Hashd.

Así se acompañaba el féretro del máximo comandante militar iraní en las calles de Bagdad: