RFI (Radio France Internationale) - radio francesa de actualidad, difundida a escala mundial en francés y en 15 idiomas más*, mediante 156 repetidores de FM en ondas medias y cortas en una treintena de satélites a destino de los cinco continentes, en Internet y en aplicaciones conectadas, que cuenta con más de 2.000 radios asociadas que emiten sus progra...
El nuevo gobierno de Bolivia de Rodrigo Paz ha anunciado que pondrá fin a los subsidios a los combustibles, con los que se mantuvieron congelados los precios durante los 20 años precedentes, en los que el país contó con ejecutivos de izquierdas.
Con esta política de subvenciones, el Gobierno importaba gasolina y diésel a precio internacional, vendiéndolos en el mercado interior a pérdida, con precios inferiores a su compra. La operación generaba un importante coste para las arcas públicas al que se unían las acusaciones de corrupción y venta ilegal de contrabando a compradores de terceros países.
“Era necesario, era urgente”, explica a RFI el analista económico Gary Rodríguez, porque “Bolivia estuvo viviendo en una burbuja demasiado tiempo, con un combustible exageradamente subvencionado que significaba el 50% del déficit fiscal anual del Gobierno”.
El experto destaca además los casos de corrupción: “Además, con un agravante. El Gobierno ha calculado que entre el 30% y 40% de ese combustible que era tan barato salía de contrabando hacia países vecinos. Era una sangría no solamente de recursos del Tesoro General del Estado, sino también de dólares”.
“Este es el otro dato que nos duele. Más del 90% del diésel que se consume en el país es importado y más del 60% de la gasolina que se vende en Bolivia es importada. Tenemos tan alta dependencia del exterior para subvencionar producto importado, para que luego ese producto tenga que salir de contrabando y favorecer a algunos delincuentes”, concluye al respecto.
Gary Rodríguez habló con RFI también de la resistencia social: “Sabíamos que esto iba a darse en algún momento con el nuevo Gobierno, porque con el anterior era difícil. El anterior lo intentó en el año 2010. No tuvo éxito. Si un gobierno tan popular, con tanto arraigo social, con tanto manejo de los movimientos sociales, entre comillas, en el año 2010 no pudo realizar un incremento del 72% a la gasolina y del 82% para el diésel, ahora la tarea es mucho más pesada”.
Para nuestro invitado, económicamente el fin de los subsidios tiene todo el sentido, pero habrá que capear el descontento social ante precios más altos: “El precio de la gasolina casi se ha duplicado y el precio del diésel casi se ha triplicado y, por ejemplo, el sector del transporte se ha declarado en emergencia y hay ciertas expresiones de grupos sociales que le han dado 24 horas al Gobierno para que deponga la medida. Desde el punto de vista económico no se discute, pero el tema ahora es que se pueda ejecutar con éxito, sorteando la resistencia social y de los sindicatos que ya empieza a darse”.
* Pulzo.com se escribe con Z
LO ÚLTIMO