
Un nuevo roce diplomático se desató entre Colombia y Estados Unidos tras declaraciones de Kristi Noem, secretaria de Seguridad del expresidente Donald Trump, quien afirmó que durante una reunión en Bogotá, el presidente Gustavo Petro defendió al grupo criminal ‘Tren de Aragua’ y aseguró tener amigos dentro de dicha organización.
Según Noem, Petro criticó duramente al gobierno estadounidense y mostró simpatía hacia los miembros del grupo.
(Vea también: J. P. Morgan advierte dolor que habría con plata, por aranceles de Trump; riesgo aumenta).
La Cancillería colombiana rechazó categóricamente estas afirmaciones, recordando el compromiso firme del mandatario en la lucha contra el crimen organizado, y destacó los avances en la desarticulación del ‘Tren de Aragua’, incluyendo la captura de más de 100 miembros desde 2022.
Petro respondió desde Pasto, negando las afirmaciones de Noem y sugiriendo que se trataba de una retaliación por haber optado por aviones de combate suecos en lugar de los ofrecidos por EE. UU.




Aclaró que su visión sobre los jóvenes involucrados en el crimen es que son víctimas de la exclusión social. El incidente generó fuertes críticas de sectores políticos en Colombia, que acusaron al presidente de justificar a criminales.
Este episodio insólito tensó nuevamente la relación bilateral, que hasta hace poco se consideraba estable y madura por parte de ambos gobiernos, pese a los aranceles y los roces del pasado.
Por qué Trump puso aranceles a Colombia y más países
Donald Trump impuso aranceles a Colombia y a otros países como parte de su estrategia económica basada en el proteccionismo comercial. Su gobierno argumentó que muchos acuerdos internacionales perjudicaban a la economía y a los trabajadores estadounidenses.
En ese contexto, buscó renegociar tratados y aplicar medidas que, según él, equilibrarían la balanza comercial de Estados Unidos, la cual era deficitaria con varios países. Los aranceles eran una herramienta para presionar a naciones que, según su visión, se beneficiaban injustamente del acceso al mercado estadounidense sin ofrecer lo mismo a cambio. También fueron utilizados para forzar cambios en políticas internas de esos países, como normas laborales, ambientales o de propiedad intelectual.
En el caso de Colombia, aunque históricamente ha sido un aliado estratégico de Estados Unidos, no estuvo exenta de estas medidas. Trump aplicó aranceles a productos como el acero y el aluminio provenientes de varios países, incluyendo socios comerciales, bajo el argumento de seguridad nacional.
Además, su administración consideró que algunos sectores agrícolas y manufactureros colombianos competían de manera desleal con los estadounidenses, lo cual justificó, desde su perspectiva, la imposición de barreras comerciales. Estas decisiones generaron tensiones diplomáticas y afectaron la estabilidad de varios mercados internacionales durante su mandato.
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