Paraguay despidió, dolorido, al reconocido fiscal antimafia Marcelo Pecci, asesinado el martes pasado en Barú, jurisdicción de Cartagena, cuando pasaba la luna de miel con su esposa. Paraguay entero lloró al ejemplar funcionario judicial, pero las palabras que más retumbaron fueron las de su padre, Francisco Pecci.

Los homenajes fueron fundamentalmente en los lugares preferidos de Marcelo Pecci: el club de fútbol, el colegio San José y la estación de bomberos.

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“A él lo mataron porque molestaba por su honestidad (…) Matan a un hombre por cumplir con su trabajo, honestamente. Truncaron a los 45 años la vida de un hombre íntegro, decente”, clamó su padre Francisco Pecci, a las puertas del cementerio La Recoleta.

“Gracias, mi rey; gracias, mi manterito querido”, agregó el compungido padre. “Que Dios te tenga en su sana gloria. Ojalá que tu trayectoria honesta y valiente, aparte de tu capacidad, sirva de ejemplo para el futuro. Que sea Mercelo Pecci una imagen del honesto que quede en la historia hasta siempre”.

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Los restos de Pecci llegaron el sábado a Asunción procedentes de Cartagena, donde pasaba la luna de miel con su esposa Claudia Aguilera cuando dos sicarios lo mataron a tiros.

Acompañado por cientos de personas, el féretro fue llevado este domingo al club de fútbol Guaraní, de la primera división, del cual fue dirigente. “¡No se va, no se va, Marcelo no se va!”, gritaron a su paso los hinchas que agitaban las banderas amarillas del equipo.

También se le rindieron honores en su colegio San José, uno de los más tradicionales de Asunción.

Los bomberos hicieron sonar sus sirenas en recuerdo del fiscal que apoyó a ese cuerpo de voluntarios.

Pecci, que esperaba un hijo, se caracterizó por investigar con firmeza casos del crimen organizado y era considerado como la mano derecha de la fiscal general Sandra Quiñonez.