Para algunos observadores, como el especialista Hugo Vickers, las salidas en falso del controvertido presidente de Estados Unidos eran previsibles, pero no esperaban que el mandatario rompiera las reglas de etiqueta de la forma en que lo hizo.

Primero, Trump llegó 10 minutos tarde a la cita con la Reina. La mujer tuvo que esperarlo sola al lado de una silla vacía y cuando el presidente y su esposa bajaron no tuvieron la cortesía de inclinarse al darle la mano, algo inédito en este tipo de encuentros.

Segundo, cuando la reina Isabell II y su invitado pasaron revista a las tropas en el patio de armas del castillo de Windsor, Trump caminó por delante de la reina y tuvo la descortesía de darle la espalda, justo en frente a los hombres de la Guardia Real, reseñó The Independent.

La reina, visiblemente desorientada, trató de darle algún tipo de instrucción a Trump pero este la miró por encima del hombro y por poco la deja tirada con el paso que impuso ante el regimiento.

Al terminar el día, Trump viajó a Escocia, donde se quedará 2 días en su lujoso complejo hotelero de Turnberry. El domingo viajará a Helsinki, Finlandia, para una cumbre con el presidente ruso Vladimir Putin el lunes. El tema surgió en la conferencia de prensa con May.

“Nadie ha sido más firme con Rusia”, se vanaglorió Trump, saliendo al paso de las sospechas de colusión con Moscú.

Sobre el encuentro, dijo no tener “grandes expectativas” pero afirmó que podría haber sorpresas.

En paralelo, en Washington, 12 agentes de inteligencia rusos fueron inculpados por el pirateo informático de correos electrónicos del partido Demócrata en 2016.

A pesar de estas acusaciones y del pedido de representantes estadounidenses de que se cancele en encuentro del lunes en Helsinki, la Casa Blanca confirmó que la cumbre se llevará a cabo.