La actual nominada por la Casa Blanca para dirigir la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Gina Haspel, asumió la dirección de la institución de manera interina en sustitución del hasta hoy máximo responsable, Mike Pompeo, quien fue confirmado por el Senado como nuevo secretario de Estado de EE. UU.

La prensa nacional ha denunciado en repetidas ocasiones que Haspel fue la máxima responsable de una prisión secreta en Tailandia, a la cual fueron trasladados varios presuntos terroristas islamistas que sufrieron graves torturas.

Un documento del National Security Archive de la Universidad George Washington revela que Haspel estuvo presente durante 3 sesiones de tortura a un detenido en el 2002 y luego ordenó destruir la evidencia en video de tales prácticas inhumanas.

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El nombramiento de la primera mujer en dirigir la CIA ha tenido bastante resistencia por estos hechos pero, desde su designación por parte del presidente, la agencia de espionaje ha realizado una intensa campaña para limpiar su imagen.

El último episodio de dicha campaña tuvo lugar el viernes 20 de abril cuando, a última hora del día, la CIA se hizo eco de la desclasificación de un informe elaborado por la propia institución en el que se eximía a Haspel de cualquier responsabilidad en la destrucción de las polémicas grabaciones de los interrogatorios.

En los documentos del National Security Archive, citados por el portal Actualidad RT, existen 12 telegramas que Haspel redactó personalmente o autorizó, y en los que se describían, paso a paso, los métodos utilizados para obtener información mediante esa forma de violencia.