Estados Unidos comenzó abril con 4.076 víctimas de COVID-19, pero la madrugada de este jueves ya eran 5.116, de acuerdo con esa universidad.

El número de muertos en Estados Unidos ya superó ampliamente los 3.316 registrados por China, pero aún siguen siendo menos que los contabilizados en Italia y España. Además, la cifra de contagios ascendió a 215.417 en todo el país.

Con 84.000 de esos casos confirmados, Nueva York es un día más el epicentro del COVID-19 en Estados Unidos. Su gobernador, el demócrata Andrew Cuomo, dijo este miércoles que no esperan alcanzar el pico de la curva hasta finales de abril, aunque advirtió que el número de fallecidos se mantendrá alto hasta agosto, anticipando que morirían unas 16.000 personas.

Trump

Artículo relacionado

Trump se asusta: COVID-19 mataría más estadounidenses que guerras de Vietnam y Corea

Aunque el brote de COVID-19 en Nueva York y su área metropolitana (que incluye Nueva Jersey y Connecticut) es el que más preocupa, en las últimas horas están surgiendo otros focos en Michigan, California y Nueva Orleans (Luisiana), que enfrenta su mayor desafío desde el huracán Katrina en 2005.

Otro de los focos en aumento del COVID-19 en Estados Unidos es el estado de Florida, que suma ya 7.700 casos confirmados y más de un centenar de muertos, cifras que hicieron que su gobernador, Ron DeSantis, se resignara finalmente a aprobar una orden de confinamiento.

Standard & Poor’s advirtió este miércoles que todos los indicadores económicos del sector público en Estados Unidos están ya a la baja por el impacto del coronavirus y eso podría conllevar a rebajas de la calidad crediticia y una recesión similar o peor a la de 2008.

Coronavirus

Artículo relacionado

El mundo está cerca de llegar al millón de contagiados de COVID-19

La agencia cree que el producto interior bruto (PIB) estadounidense caerá en un 2,1 % en el primer trimestre y un 12,7 % en el segundo, con un retroceso acumulado anual que estaría al nivel de la crisis provocada por las hipotecas basuras.

Los analistas proyectan un escenario que podría ser aún peor, con una recesión que no tendría precedentes desde la Segunda Guerra Mundial, con una caída del empleo y de la actividad peor que la de la “Gran Recesión” de 2008.