Y el de Francisco Santos no fue solo un lapsus, pues se tomó el trabajo de explicar el menú que más le gusta de la cadena estadounidense que –no hace falta explicar– no tiene nada que ver con comida típica colombiana.
El diplomático le dijo a The Washington Post que prefiere “el Combo #1: un ‘burrito supreme’ y un taco en tortilla dura con Pepsi dietética, y un paquete de salsa roja picante, obviamente”.
También mencionó, como la comida que más extraña de su tierra, las fajitas de carne de un restaurante conocido como Cactus Cantina.
El comentario no pasó desapercibido para la periodista Mabel Lara, quien le dio palo a Santos por su ‘descache’, en este trino:
¡ No hay derecho! Pregunta @washingtonpost a docenas de embajadores en D.C ¿Qué comen cuando extrañan su hogar? Y nuestro Embajador @PachoSantosC responde que lo de él es #Tacobell
” Mi personal me lo hace pasar mal, pero soy un fenómeno para Tacobell”. https://t.co/yaYF9gqUMy— Mábel Lara (@MabelLaraNews) 16 de mayo de 2019
Incluso, en el título de la nota del ‘Post’, los periodistas destacan la respuesta de Santos: ‘Les preguntamos a embajadores a dónde comen cuando se sienten nostálgicos por su tierra y no esperábamos oír de Taco Bell e Ikea’.
Hay que recordar que Taco Bell es una empresa estadounidense creada en el estado de California, a mediados del siglo pasado, que se especializa en comida ‘tex-mex’. ¿Le suena en algo a ajiaco, changua, agüepanela, sopa de mute, mondongo o similares?
Estados Unidos critica a Petro en la ONU y evalúa si continúa apoyo a Colombia en el Acuerdo de Paz
Estados Unidos lanzó fuertes críticas al presidente Gustavo Petro durante la más reciente sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, en la que se presentó el informe trimestral sobre la paz en Colombia. El representante estadounidense, Mike Waltz, acusó al Gobierno de usar “retórica incendiaria” y de impulsar políticas que, según Washington, socavan los avances hacia una paz duradera. Además, cuestionó la ampliación del mandato de la Misión de Verificación, señalando que se ha desviado de su objetivo inicial —la desmovilización de las Farc— para centrarse en lo que calificó como “prioridades políticas excesivas”, como la JEP y el apoyo a minorías étnicas.
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