Desde la medianoche y por unas ocho horas, fuerzas de policías, parapolicías y paramilitares encapuchados, incursionaron en unos seis barrios del oriente de Managua y en el campus de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), donde decenas de estudiantes están atrincherados.

“Cinco muertos, incluido el niño, pero podría haber más”, dijo Georgina Ruiz, activista de Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH).

Dos estudiantes murieron y otros 15 resultaron heridos en el ataque a la UNAN, principal universidad pública del país. Los otros fallecimientos ocurrieron en los barrios, el del niño por una bala perdida que impactó en su cabeza.

“Fue un balazo de parte de la policía. Yo los vi”, declaró la madre del niño, Kenia Navarrete, al canal 100% Noticias.

Las protestas comenzaron el 18 de abril contra una reforma al sistema de seguridad social, pero se ampliaron para demandar justicia por las muertes y la salida del poder de Ortega, a quien acusan de instaurar, junto a su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo, un gobierno autocrático.

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“Nos están tirando a matar”

Con el rostro oculto por una pañoleta y con un mortero artesanal, un joven, que se identificó como un estudiante de medicina de 25 años, aseguró: “Desde la una de la mañana inició el ataque de paramilitares del gobierno con arsenal bélico, nos rafaguearon con metralletas”.

“Nos están tirando a matar. Al pueblo lo están masacrando, a los jóvenes. Estamos siendo asediados. Esto es una guerra muy desigual”, dijo el muchacho en los predios de la Universidad, quien lleva casi dos meses en las barricadas custodiadas por decenas de jóvenes, con morteros artesanales.

Durante el ataque a la UNAN, un joven con pañuelo en la cara transmitió por Facebook Live y dijo que se vieron “francotiradores” y “cuatro drones” sobrevolando el campus.

Mientras hablaba se oían disparos. “No nos vamos a rendir”, gritaron otros muchachos que estaban con él.

La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) envió a cuatro sacerdotes a la zona para verificar la situación. “Por favor, les pedimos en el nombre de Dios que cesen los ataques, que cese la ola de violencia y los muertos”, dijo el padre Raúl Zamora en la Universidad.

Ante los ataques, la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, de grupos de la sociedad civil, suspendió la llamada “Marcha de las Flores” que estaba prevista para la tarde del sábado en memoria de las víctimas de la violencia.

¿Adelanto de elecciones?

Poco antes del ataque, la CEN había convocado al gobierno y a la Alianza Cívica a reanudar el lunes el diálogo para discutir la propuesta de adelantar las elecciones de 2021 a marzo de 2019.

“Es imprescindible (…) que (el gobierno) nos comunique oficial y formalmente su aceptación a la propuesta que, recogiendo los sentimientos de la inmensa mayoría de los nicaragüenses, le presentamos el 7 de junio sobre las elecciones generales anticipadas”, subrayó la nota.

El mandatario, un exguerrillero de 72 años que gobierna por tercer periodo consecutivo desde 2007, no ha respondido a la propuesta, pero ha manifestado su disposición de trabajar por la democratización del país.

Las conversaciones han sido suspendidas en tres ocasiones, la última una semana porque el gobierno no había invitado a organismos como la CIDH para investigar la violencia, pero el pasado miércoles accedió finalmente a hacerlo.

El sociólogo Oscar René Vargas consideró que lo ocurrido este sábado es reacción al encuentro del Consejo Permanente de la OEA, el viernes, ante el que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) presentó un informe sobre la “represión” y dio un balance de 212 muertos, 1.300 heridos y más de 500 detenidos.

El gobierno “cree que tiene chance de crear una nueva correlación de fuerzas” antes que lleguen organismos internacionales de derechos humanos y se reanude el diálogo, declaró Vargas al Canal 12.

En la sesión de la Organización de Estados Americanos (OEA), el canciller Denis Moncada rechazó el informe de la CIDH al considerarlo “subjetivo, sesgado, prejuiciado y notoriamente parcializado”.

Este sábado, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, a quien la oposición señala de ser blando con el gobierno, condenó las muertes y pidió el “cese inmediato de toda forma de violencia y represión”.

En la última semana aumentaron las incursiones de policías y civiles encapuchados y armados en ciudades como Estelí, Granada, Carazo, León y sobre todo Masaya luego de que el pasado lunes se declaró en rebeldía.