El gigantesco petrolero de Venezuela, de nombre Nabarima, pertenece a la estatal PDVSA, y habría sido abandonado cuando Estados Unidos impuso por última vez sanciones al régimen de Nicolás Maduro, reseña El Nacional, de Venezuela, que cita “denuncias” que “indican el total abandono de una embarcación con gran cargamento de petróleo mientras se deteriora en el mar”.

El Nabarima está en riesgo de zozobrar en el golfo de Paria, entre el estado venezolano de Sucre y la isla de Trinidad.

La vida del planeta y los trabajadores está en peligro. PDVSA y ENI deben retirar el petróleo de la embarcación y evitar una catástrofe ecológica mundial”, es el llamado que hizo Eudis Girot, director ejecutivo de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (FUTPV), uno de los que ha encabezado las denuncias, con alarmantes publicaciones en Twitter.

En esa red social, Girot hace un angustioso llamado a universidades, políticos, ONG, periodistas, sindicatos, empresarios, grupos ecológicos, para que se pronuncien y exijan “solución al grave problema”.

“El Ministerio de Exteriores y de Asuntos Extranjeros de Trinidad y Tobago informó […] que se mantienen alerta ante la amenaza que podría provocar un derrame de crudo”, agregó El Nacional. “Dijo además que su equipo de expertos está listo para acudir al área a inspeccionar la zona donde zozobra el buque”.

El diputado opositor Robert Alcalá también se manifestó al respecto el sábado pasado en Twitter: “El daño ambiental que pudiera causar el derramamiento de petróleo en esta importante zona acuática, sería más que una catástrofe. No podemos permitir que, por descuido, irresponsabilidad y la falta de conciencia ambiental del régimen de Nicolás Maduro se acabe con la pesca”.

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“Medios locales denuncian que la situación del Nabarima es una auténtica bomba de relojería ya que de, finalmente, perderse el crudo almacenado el daño ecológico sería monumental, afectando a Trinidad y Tobago, Venezuela y en general toda la región caribeña”, informó, por su parte, El Universal, de Cartagena.

El Gobierno de Venezuela envió este fin de semana varias embarcaciones para inspeccionar el Nabarima, agrega este medio, y afirma que “a pesar de las declaraciones que llegan de las autoridades venezolanas sobre que la situación está bajo control, asociaciones y expertos de Trinidad y Tobago y la región insisten en que se está ante un potencial drama medioambiental que podría dejar en algo pequeño lo que pasó en 1989, cuando los residentes de Prince William Sound, en Alaska, se despertaron con la noticia de que había encallado el petrolero Exxon Valdez, vertiendo su carga de crudo al mar”.

Para ilustrar la gravedad de la situación, Girot hizo este comentario en Caracol Radio: “Al solo existir un derrame de unos 20.000 barriles de petróleo, ese petróleo recorrería todas las aguas del Caribe, y no solamente estaría afectando las costas venezolanas, sino que estaría afectando las costas internacionales”, entre las que incluyó, por supuesto, las de Colombia.

Pero si, por desgracia, se llegara a producir la catástrofe ambiental, eso también agudizaría la gravosa situación en que se encuentra el país caribeño en el ámbito petrolero. En julio pasado, la producción de crudo seguía estancada por debajo de los 400.000 barriles diarios, según datos divulgados entonces por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), remarcando el retroceso a niveles de 1934 alcanzado en junio.

Las cifras enviadas por el régimen de Maduro al cartel energético, basadas en la estatal venezolana PDVSA, ubican la producción en 392.000 barriles diarios (bd), prácticamente igual a junio, cuando se situó en 393.000 bd. Pero otras fuentes consultadas por la OPEP indicaron que el bombeo fue de 339.000 bd en julio, según el informe mensual basado en datos del mercado, una caída con respecto al reporte del mes pasado de 356.000 bd.

La industria petrolera venezolana, que tuvo un pico de producción de 3,7 millones barriles diarios en 1970, involucionó en junio a niveles de 1934, cuando el país se despedía de una economía básicamente agrícola. Sus exportaciones de crudo promediaron 373.390 bd ese año según datos oficiales, cuando tenía un décimo de los 30 millones de habitantes de la actualidad.