Netflix anunció que la tercera y última temporada de ‘El juego del calamar’ estará disponible desde el 27 de junio de 2025, fecha que ya había filtrado por error, a principios de año.
En los últimos capítulos de la serie de Corea del Sur, que perdió a una de las actrices que actuó en la segunda temporada, se retoma la historia de Gi‑hun, que volvió a entrar al juego para tomar revancha y acabar con los que lo manejan, pero que terminó perdiendo a uno de sus mejores amigos.
La plataforma de ‘streaming’ además publicó el primer ‘teaser’ de lo que será la tercera temporada de ‘El juego del calamar’, la serie más vista en la historia de la aplicación, y dejó ver que habrá lágrimas y mucha acción en esta última parte de la serie.
¿Cuál es el mensaje de la serie ‘El juego del calamar’?
Aunque para muchos se trató de un producto más de entretenimiento, para otros la serie de Netflix tiene un propósito más profundo y es hacer una poderosa crítica social. Y es que, a través de una narrativa brutal y visualmente impactante, la serie pone en escena el dilema de la desigualdad económica, la desesperación humana y la deshumanización del sistema capitalista contemporáneo.
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La premisa gira en torno a un grupo de personas endeudadas y marginadas que reciben una misteriosa invitación para competir en una serie de juegos infantiles con una gran recompensa económica. Lo que parece una oportunidad de redención se convierte rápidamente en una pesadilla, pues cada derrota en los juegos significa la muerte.
El protagonista, Seong Gi-hun, es un padre divorciado, ludópata y endeudado que se ve arrastrado al juego tras tocar fondo. A lo largo de los episodios de las primeras temporadas, Gi-hun y otros jugadores enfrentan dilemas éticos mientras se desmoronan emocionalmente, obligados a competir entre sí por el dinero. La serie revela así que la violencia no nace únicamente de la necesidad, sino del diseño de un sistema que convierte a las personas en piezas desechables.
Precisamente, uno de los mensajes más potentes de la serie es cómo el sistema económico convierte la vida humana en una mercancía. Los organizadores del juego tratan a los jugadores como piezas de un espectáculo para millonarios, una metáfora evidente sobre cómo los sectores más privilegiados se benefician del sufrimiento ajeno.
La serie no escatima en mostrar cómo, ante la desesperación, incluso los lazos de amistad o solidaridad se rompen, dejando al descubierto la naturaleza egoísta impuesta por la competencia extrema.
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