Aunque como dice la madre de Juliana, Claudia Bejarano, ella es una “afortunada” que tiene, entre otras cosas, “trabajo, salario, reuniones por Zoom, transferencias electrónicas, medicina prepagada”, el proceso que vivió aún con todos esos “privilegios” fue desgastante y la lleva a preguntarse por la realidad del coronavirus en el país y la atención para los más vulnerables.
En el extenso relato, en el que asegura que siempre fue muy cuidadosa, casi exagerada, la progenitora de la exintegrante de Ventino cuenta que luego de ayudar a su novio a mudarse comenzó a sentirse mal, por lo que pidió una atención médica domiciliaria a su EPS.
“Me toma la tensión, revisa temperatura, saturación y concluye que tengo gripa”, explicó la mujer sobre ese primer acercamiento con un médico. Con cetirizina, acetaminofén y suero pasó la noche, pero sin mostrar mejoría.
Al día siguiente, Claudia Bejarano solicitó a su EPS la prueba para COVID-19, pues seguía sintiéndose mal y no quería exponer a sus hijas, de las que ya se había aislado dentro de sus casa, ni a sus papás, de 75 y 80 años, a quienes le llevaba la comida y visitaba cada ciertos días.
Mientras ella va a tomarse la prueba, su novio le manifiesta que también se siente indispuesto y se hace el examen, que logra dos días después.
La historia fue muy distinta para la persona que le ayuda con el aseo en la casa, pues en su EPS le dijeron que se comunicarían entre 24 y 48 horas y que los resultados tardarían 10 días. Al enterarse de los tiempos, la mamá de la cantante prefiere llevarla a un laboratorio particular, una sabia decisión, pues pasaron 15 días sin respuesta de la empresa que le presta los servicios de salud a su empleada.
De forma paralela, el novio de Claudia Bejarano da positivo para coronavirus, pero su caso se complica y debe pasar unos días hospitalizado.
“Si me agravo, no quiero que me intuben”, le dice estando en el hospital, además de contarle lo que quiere para sus hijos (tiene 3), expresarle el miedo que le produce dejarlos tan jóvenes, lo que le quedaría por hacer y otras frustraciones que terminan en llanto por videollamada.
Por fortuna, después de 5 días mostró mejoría y logró salir de la clínica para terminar de recuperarse en casa.
Los resultados de los hijos de su novio dan dos negativos y un positivo, aunque los recibe después de más de una semana, por lo que quedan con más preguntas que respuestas: “¿Hoy serán tres positivos? ¿El positivo se recuperaría?”.
Entre el largo relato, la mamá de Juliana también expresa lo difícil que fue conseguir una incapacidad y una segunda prueba para saber si ya da negativo al COVID-19.
Al final, su historia parece tener un final feliz, pero le recomienda a la gente cuidarse, pues no puede evitar preguntarse “¿cómo sería una crónica de esa persona que se monta en Transmilenio para ir a su trabajo, o la que necesita seguir saliendo a pedir ayuda en un semáforo porque no tiene qué comer ese día? ¿Alguien le hará una prueba, así el resultado llegue tarde?”.
La progenitora de la excantante de Ventino termina citando una frase que refleja muy bien lo que vive el mundo actualmente: “Todos estamos en la misma tormenta, pero no en el mismo barco”.
A continuación, compartimos los pantallazos de las historias públicas de Instagram que subió Juliana con el relato de su mamá:
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