Por lo menos así lo aseguró en un ‘post’ de Instagram, en el que compartió parte de su charla, que está completa en YouTube, y donde no solo se refirió a sus complejas vivencias, sino a cómo sanó sus heridas y salió adelante.

“La mayoría de gente no me conoce, algunos conocen la imagen detrás del nombre Bárbara Mori, pero no me conocen a mí. Gran parte de mi vida estuve tratando de pertenecer, de encontrar un lugar en el mundo que me permitiera salir de la realidad que me acompañó toda mi infancia. Una realidad oscura, triste, alejada del amor. Entonces, buscaba un lugar seguro”, fue una de las primeras cosas que mencionó la celebridad.

Luego se refirió a los trabajos que tuvo, desde los 14 años, para huir de la casa de sus papás, donde dijo fue víctima de “violencia”, pero además la empujaron a que fuera “amante del dinero” que nunca tuvo. Ese anhelo de irse lo cumplió a los 17 años, tras laborar como mesera, repartidora de volantes en semáforos, bailarina en un antro, ‘bartender’ y secretaria, donde finalmente empezó su camino en el modelaje y la actuación. 

No obstante, ese camino tampoco fue fácil, pues además de encontrarse con ciertas cosas alrededor del mundo de la farándula, seguía sin hallarse así misma. 

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“Ahí, [en el trabajo de secretaria en una agencia,] mi físico me ayudó a entrar al mundo del modelaje, pero al principio no fue nada fácil. Y hasta que logré hacer mis primeros comerciales, como extra, y descubrí con tristeza que las agencias se ‘jineteaban’ el dinero, así que había veces que pagaba mi renta o comía”, recordó la celebridad, y más adelante revivió los 10 años que hizo telenovelas sin parar:

“En medio de todos esos proyectos, luchaba por encontrarme. No era muy consciente del porqué de mi enojo contra la vida y mi necesidad de demostrar a los demás y a mí que tenía algún valor. Al crecer rodeada de golpes y abusos psicológicos, se generó en mí la creencia de que yo no era lo suficientemente buena en nada, como para haber merecido el amor de mis padres. Y creía que no merecía el buen trato de nadie, ni siquiera de mí. Iba por la vida generándome situaciones destructivas con las decisiones que iba tomado”.

Aun así, se siguió refugiando en su carrera y “después de interpretar los mismo personajes sumisos, como protagonista”, renunció a ese estancamiento y fue cuando a su vida llegó ‘Rubí’, el personaje de la novela que lleva el mismo nombre y que, al principio rechazó porque la productora quería una exclusividad de seis años y ella no la aceptó. Luego, la llevó al estrellato en 2004.

Fue tal el éxito de su protagónico que luego le ofrecieron esta vida y la otra para que siguiera trabajando en el mismo medio, pero la actriz todavía no se sentía plena con ella misma ni estaba feliz.

“’Rubí’ fue el proyecto más importante del momento, me trajo una proyección internacional que nunca imaginé. Era poseedora de esas tres cosas que, según la sociedad, te llevan a la felicidad: era famosa, exitosa, y me pagaban muy bien“, relató, y continuó:

“Sin embargo, yo llegaba a mi camerino, cerraba la puerta, me miraba al espejo y me ponía a llorar: me sentía sola, vacía, triste. Lo cual me llevó a tener una profundísima reflexión: ni todo el dinero, ni toda la fama, ni todo el éxito, jamás nos van a llevar a la felicidad si por dentro estamos rotos. A mí me rompieron de niña, mi padre con su adicción y violencia, y mi madre con su abandono”.

La tristeza de ese momento fue lo que, finalmente, la llevó a entender que para ser feliz debía revisar su interior y cambiar “patrones, conductas y creencias impuestas por padres, amigos y la sociedad”, que no le permitían avanzar.  En ese proceso, le sirvió la meditación, el yoga, la lectura —que  antes “odiaba porque mi papá cuando no sabía decirle lo que había leído me reventaba la cara contra la  pared”, rememoró—, la creación de una fundación para ayudar a cumplir sueños de niños que están muriendo y otros cambios hechos “desde el corazón”. 

El amor propio es lo más poderoso para enfrentar las crueldades del mundo”, puntualizó la protagonista de ‘Rubí’ sobre su aprendizaje de vivir desde la luz (amor) o la oscuridad (miedo), como se pueden escuchar en el siguiente video, que además incluye unos cuestionamientos de ella al sistema actual. 

“La forma más fácil de controlar a alguien es haciéndolo débil, ignorante, impartiendo miedo. […] Somos empujados al consumismo, porque el sistema necesita gente infeliz que consuma sus productos con la idea de que sus vidas van a mejorar. […] Hoy, dependiendo el número de nuestros seguidores, miden nuestro valor. ¡Eso me parece aterrador! El valor de cada uno está en el ser que llevamos dentro”, comentó.