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Subeditor     Abr 8, 2025 - 5:58 am

La devaluación afecta mayormente a los billetes grandes. Por ejemplo, hace unos meses 50.000 pesos le compraban 12,5 dólares o 100.000 pesos le compraban 25 dólares (cuando el dólar estaba a 4.000 pesos).

Hoy en día, con el dólar a 4.390 pesos, 50.000 equivalen a 11,3 dólares y 100.000 equivalen solamente a 22,7 dólares.

(Vea también: ¿Dólar a 5.000 pesos? Expertos dicen cuál será el futuro de esa moneda en Colombia).

Desde el inicio de las nuevas medidas arancelarias impuestas por Donald Trump, el 2 de abril de 2025, el peso colombiano se ha convertido en la moneda más devaluada entre los mercados globales emergentes, con una caída del 5,21 %. Esto, a pesar de que Colombia fue uno de los países menos afectados por los aumentos arancelarios (10 %).

Esta fuerte devaluación se atribuye a varios factores. Felipe Campos, gerente de estrategia e investigaciones en Alianza, dijo a La República que la pérdida de diferenciación de la economía colombiana, junto con el cambio repentino del ministro de Hacienda, ha generado incertidumbre en los inversionistas.

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Además, el aumento en la probabilidad de una recesión en EE.UU. llevó a una mayor demanda de dólares, debilitando aún más las monedas emergentes.

Por otro lado, la caída en los precios del petróleo y otras materias primas clave como el café ha reducido el ingreso de divisas al país, afectando la estabilidad fiscal.

En la jornada del 7 de abril, el peso colombiano volvió a ser la moneda más devaluada (2,52 %), y en el último mes ocupa la tercera posición en devaluación entre las emergentes, superado por el peso chileno y el rand sudafricano.

Qué es la devaluación y cómo afecta a Colombia

La devaluación del peso colombiano tiene múltiples efectos sobre la economía del país, impactando tanto a nivel macroeconómico como en la vida cotidiana de los ciudadanos. Uno de los efectos más inmediatos es el encarecimiento de las importaciones.

Cuando el valor del dólar sube frente al peso, todos los productos importados —como maquinaria, tecnología, medicamentos, vehículos y materias primas— se vuelven más costosos.

Esto no solo afecta a las empresas que dependen de insumos extranjeros para su producción, sino que también se traduce en mayores precios para los consumidores finales, impulsando la inflación. En un país que importa una gran cantidad de bienes, este aumento sostenido de precios puede erosionar el poder adquisitivo de los hogares, especialmente los de ingresos bajos y medios.

Otro impacto importante es en la deuda externa. Colombia, como muchos países emergentes, tiene una parte significativa de su deuda denominada en dólares. Cuando el peso se devalúa, el costo de pagar esa deuda en moneda local aumenta, lo que puede presionar las finanzas públicas. El gobierno podría verse obligado a destinar más recursos al pago de intereses y amortización de deuda, reduciendo así su capacidad para invertir en infraestructura, salud, educación y otros sectores clave para el desarrollo del país.

Además, esta situación puede generar desconfianza entre los inversionistas internacionales, quienes pueden considerar a Colombia un mercado más riesgoso, reduciendo así el ingreso de capitales y elevando las tasas de interés.

Cómo empresas se ven afectadas por la devaluación

La devaluación también afecta a las empresas nacionales con créditos en dólares, ya que sus obligaciones aumentan en términos de pesos, afectando su rentabilidad y sostenibilidad financiera. Sin embargo, no todos los efectos son negativos. Los sectores exportadores, como el agrícola, el minero y el energético, pueden beneficiarse de una moneda más débil, ya que sus productos se vuelven más competitivos en el mercado internacional.

Esto puede generar un aumento en las exportaciones y en la entrada de divisas al país. No obstante, este beneficio puede verse limitado si la caída del precio de los productos de exportación —como el petróleo o el café— coincide con la devaluación, reduciendo las ganancias esperadas.

En resumen, la devaluación del peso colombiano tiene efectos complejos y de amplio alcance. Aunque puede favorecer a ciertos sectores exportadores, en términos generales representa un desafío importante para la estabilidad económica del país, afectando los precios internos, las cuentas fiscales, la confianza inversionista y el bienestar de la población. Un manejo cuidadoso de la política fiscal y monetaria será esencial para mitigar sus impactos negativos.

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