La opinión de Vargas, en El Tiempo, es que la codicia del principal accionista de la aerolínea lo llevó a “imponer un acelerado crecimiento en aviones, rutas y frecuencias, y la adquisición de otras compañías en Latinoamérica”.

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Justamente algunas de las medidas que la compañía ha venido adoptando en el marco de su nuevo plan de rentabilidad, implementado a cambio de la política de crecimiento y expansión que traía hasta el año pasado, se orientan a conseguir solidez a costa quizá de cerrar algunas rutas e incluso limitar beneficios a sus usuarios en materia de equipaje, por ejemplo.

Sin embargo, el columnista también habla de la mala relación del brasileño con su socio salvadoreño Roberto Kriete, cuya trascendencia pública “le ha hecho daño al precio de la acción e inquieta a los bancos, justo cuando Avianca más necesita inversionistas y financieros”.

“Esto sería un lío más entre ricos si no fuese por lo duro que golpea al pasajero”, añade, mencionando las diversas quejas que se han acumulado en los últimos meses, en parte agravadas por los problemas con los sindicatos.

“Ahora, los pasajeros padecemos el malestar de su desbordado apetito”

Eso sí, el autor reconoce que “el tráfico no ha parado de crecer”, por lo que sus números no parecen haber sentido del todo la crisis, pero comenta que “la situación financiera de la compañía se ha deteriorado mucho”, mencionando la “insignificante” utilidad de 1,1 millones de dólares el año pasado y una deuda que “volvió a crecer a niveles de alto riesgo”.

El encarecimiento de su deuda en dólares, sin cobertura cambiaria y la inestabilidad del precio del petróleo serían otros factores. “Efromovich perdió mucho dinero en sus negocios petroleros, y no le alcanzó el bolsillo para respaldar a la aerolínea, afectada por la devaluación”, concluye el columnista.