Una preocupante modalidad de estafa se presentó recientemente en Bogotá, donde Sandy Montaño, una ciudadana que solicitó el cambio de sus tarjetas bancarias por vencimiento, terminó siendo víctima de un millonario robo.
Todo comenzó cuando Montaño se comunicó con su entidad financiera para solicitar la renovación de sus tarjetas. Poco después, un supuesto domiciliario se presentó en su vivienda, portando un carnet y vistiendo un uniforme con los logos del banco, lo que generó confianza en la mujer. Confiada en la aparente legitimidad del proceso, entregó sus tarjetas al hombre, quien procedió a cortarlas frente a ella como muestra de que serían destruidas.
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Sin embargo, horas después, Sandy comenzó a recibir notificaciones de múltiples transacciones realizadas desde sus cuentas. En cuestión de minutos, los delincuentes lograron retirar cinco millones de pesos.
“Me sacaron la plata en segundos, son muy ágiles”, declaró la víctima en entrevista con Alerta Bogotá.
Al notar el fraude, intentó cancelar y bloquear sus tarjetas, pero ya era demasiado tarde. Lo más desconcertante llegó al contactar al banco: la entidad le respondió que no podía ayudarla, ya que la entrega de las tarjetas fue bajo su propia responsabilidad.
“No es nuestro problema”, le dijeron, añadiendo únicamente que el estafador había sido captado por cámaras en un cajero cercano.
Sandy explicó que aunque vio cómo cortaron las tarjetas, no se destruyó el chip, que es justamente el elemento utilizado por los criminales para clonar y acceder a las cuentas.
“Yo veo cuando rompen la tarjeta, pero lo que pasa es que no rompen el chip, y ese es el que se coloca en otra tarjeta y sacan la plata”, señaló la mujer en el mencionado medio.
Frente a la falta de apoyo por parte del banco, la mujer interpuso una queja ante la Superintendencia Financiera. No obstante, le informaron que la respuesta a su reclamo podría tardar hasta 16 días hábiles.
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Mientras tanto, la víctima continúa asumiendo el pago de una deuda que no contrajo voluntariamente. “Sigo pagando lo que no me he comido”, lamentó.
El caso de Sandy Montaño refleja los riesgos que enfrentan los usuarios financieros ante nuevas modalidades de fraude y la necesidad urgente de que las entidades bancarias fortalezcan sus canales de atención y protocolos de seguridad.