
Un reciente análisis de AmCham Colombia, presentado en el marco de sus 70 años, evalúa los efectos del arancel del 10 % impuesto por EE. UU. a las exportaciones colombianas.
Aunque la medida podría generar pérdidas económicas significativas—como una caída del 8 % en exportaciones, una reducción del PIB en $ 4,7 billones, y la pérdida de 15.000 empleos—también abre oportunidades estratégicas.
(Vea también: El FMI estima que la economía mundial crecerá sólo 2,8%, por los aranceles de Trump).
El 82,7 % de la canasta exportadora tendría un impacto limitado, ya que el 51 % está exento del arancel y el 31,7 % cuenta con ventajas por el tratado comercial vigente. Sectores variados destacan por su potencial de crecimiento frente a competidores con aranceles mucho mayores.
El estudio resalta la necesidad de una respuesta proactiva por parte del gobierno y el sector privado para excluir a Colombia de esta medida, aprovechando mecanismos del TLC para evitar mayores impactos.




Asimismo, se subraya la importancia de posicionar a Colombia como un proveedor confiable y competitivo en EE. UU. mediante calidad, sostenibilidad y capacidad de respuesta.
El enfoque debe centrarse en mitigar riesgos, fortalecer relaciones comerciales y capitalizar oportunidades en un entorno global cada vez más desafiante.
Cuáles son las 8 industrias que no sufrirán tanto con aranceles de Trump
Estas son las 8 industrias afortunadas, de acuerdo con el citado análisis:
- Material eléctrico.
- Textiles y confecciones.
- Azúcares y productos de confitería.
- Flores y plantas.
- Café.
- Aluminio y subproductos.
- Plástico.
- Preparaciones de hortalizas y frutas procesadas.
Cómo aranceles de Donald Trump afectan a economía global
Los aranceles impuestos por Donald Trump en 2025 tienen implicaciones significativas para la economía global, generando tensiones comerciales, distorsiones en los flujos de intercambio y efectos negativos en el crecimiento económico.
A pesar de que estas políticas buscan proteger la industria estadounidense y reducir la dependencia de las importaciones, sus consecuencias trascienden las fronteras de EE. UU. y afectan tanto a países desarrollados como en desarrollo.
Al aplicar aranceles unilaterales del 10% e incluso del 25% sobre productos clave provenientes de naciones como Colombia, China y la Unión Europea, se encarece el comercio internacional, se incrementan los costos de producción y se frena la competitividad de muchas economías exportadoras, alterando el equilibrio del comercio mundial.
Uno de los principales efectos negativos se manifiesta en el aumento de la incertidumbre entre los actores del mercado. Las decisiones de inversión se ven postergadas, los flujos de capital se vuelven más volátiles y las cadenas globales de suministro sufren interrupciones. Empresas multinacionales que dependen de insumos importados deben reorganizar sus redes de aprovisionamiento, lo que implica costos adicionales y pérdida de eficiencia. Esto se traduce en una menor productividad y ralentización del crecimiento económico global. Además, al gravar bienes intermedios y productos terminados, los aranceles terminan afectando directamente a los consumidores, quienes enfrentan precios más altos y una menor oferta de bienes, lo cual presiona la inflación en varias economías.
En los países en desarrollo, los efectos pueden ser aún más severos. Muchas naciones dependen de sus exportaciones hacia EE. UU. como fuente vital de ingresos, empleo e inversión extranjera. Aranceles elevados deterioran esa dinámica, reduciendo la capacidad de estos países para crecer y financiar programas sociales, lo que incrementa la desigualdad. Además, en algunos casos, los productos afectados compiten con bienes de países sin aranceles, generando una desventaja competitiva difícil de superar. A largo plazo, esto puede reducir la diversificación económica y profundizar la dependencia de sectores vulnerables.
Finalmente, la aplicación de estos aranceles también debilita los marcos multilaterales de comercio, como los establecidos por la Organización Mundial del Comercio (OMC). Al actuar de forma unilateral, EE. UU. socava la confianza en las normas internacionales y fomenta respuestas similares por parte de otros países, dando paso a una posible escalada de represalias comerciales. Este entorno hostil disminuye la cooperación global y complica los esfuerzos colectivos por abordar desafíos como el cambio climático, la seguridad alimentaria y la recuperación postpandemia.
En resumen, aunque los aranceles de Trump pueden buscar proteger intereses nacionales, su efecto dominó pone en riesgo la estabilidad y el dinamismo de la economía global.
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