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El Banco Agrario de Colombia ha reforzado durante el año 2025 su respaldo financiero a los papicultores, un apoyo crucial para un sector que constituye el sustento de miles de familias en regiones agrícolas estratégicas como Boyacá, Nariño y Cundinamarca. En lo transcurrido del año, la entidad ha logrado normalizar la cartera de 630 papicultores, por un monto que supera los 13.400 millones de pesos, en una gestión orientada a aliviar el peso de la deuda que enfrentan productores afectados por las adversidades y facilitar así el cumplimiento de sus compromisos financieros. Este esfuerzo se inserta en un panorama donde el total de préstamos pendientes supera los 18.000 millones de pesos y abarca a cerca de 1.400 cultivadores, concentrando el 86% de la cartera total y el 78% de la cartera vencida en los tres departamentos mencionados, según cifras del propio Banco Agrario.
La atención directa a los productores ha sido uno de los ejes fundamentales de la estrategia. Hernando Chica Zuccardi, presidente de la entidad, destacó la realización de más de mil brigadas de atención individualizada, que han alcanzado a 6.921 papicultores para analizar de forma particular cada situación y formular soluciones ajustadas a sus necesidades. Este acompañamiento es especialmente relevante en un sector donde predomina la pequeña producción: el 85% del saldo total de las medidas de normalización corresponde a pequeños agricultores, quienes además acumulan el 80% del saldo vencido, de acuerdo con los datos institucionales.
La relevancia de enfocar los esfuerzos en los pequeños productores radica en su rol predominante en la economía rural y su impacto en la seguridad alimentaria del país. Durante la actual administración, el Banco Agrario ha desembolsado 847 mil millones de pesos en créditos dirigidos al sector papa, de los cuales un 87% se entregó a pequeños productores y alrededor de 230.566 millones estuvieron destinados específicamente a mujeres rurales, consolidando una política que reconoce la diversidad de género en el campo. Particularmente en el primer semestre de 2025, la región oriental del país accedió a 186 mil millones de estos créditos, en un contexto donde la cartera total alcanza los 300.354 millones de pesos y mantiene un índice de cartera vencida (ICV) de 6,1%, indicador que sugiere un alto compromiso de pago entre los productores del sector.
El cultivo de papa en Colombia no solo es fundamental para la dieta nacional, sino que también sostiene el tejido económico y social de extensas zonas rurales. Según el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, los departamentos de Boyacá, Nariño y Cundinamarca lideran la producción, pero enfrentan desafíos constantes como el cambio climático, la presión de precios internacionales bajos, las plagas y la volatilidad en los costos de los insumos. Las cifras de cartera vencida elevada reflejan muchas veces estas problemáticas coyunturales, que se ven acentuadas por factores externos como la inflación y las fluctuaciones del mercado de insumos agrícolas.
Las acciones del Banco Agrario no se limitan a la normalización de obligaciones. La entidad también promueve líneas de fomento productivo, empleo rural y transferencia tecnológica, incentivos que propician la adopción de prácticas agrícolas más sostenibles, como el uso eficiente del agua, el manejo integral de plagas y la fertilización orgánica. Esta estrategia incluye capacitación técnica para mejorar los rendimientos, medida que cuenta con el respaldo de organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y se orienta a fortalecer la productividad y el bienestar social en el campo.
La importancia de una inclusión financiera efectiva ha sido confirmada por organismos como el Centro Latinoamericano de Investigaciones Agroalimentarias, que reconoce el acceso a crédito formal como motor de reducción de la pobreza rural y dinamización de las economías locales. En el caso de Colombia, esto significa que los pequeños papicultores pueden invertir en tecnologías y mejoras que incrementen su productividad y capacidad de respuesta ante riesgos climáticos y de mercado.
No obstante, persisten retos estructurales significativos. De acuerdo con un reporte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la agricultura colombiana adolece de infraestructura insuficiente, limitado acceso a mercados y fuerte vulnerabilidad a las variaciones climáticas extremas, elementos que pueden incidir negativamente en la capacidad de los productores para honrar sus deudas y consolidar su actividad.
El anuncio de 156 nuevas brigadas para atender a otros mil clientes a lo largo de 2025, según confirmó el presidente Chica Zuccardi, pone de manifiesto la voluntad institucional de mantener un acompañamiento cercano y permanente, buscando convertir la vulnerabilidad financiera en oportunidades reales de crecimiento y sostenibilidad. Este modelo de intervención integral, que combina la gestión crediticia personalizada con el impulso a la innovación y la sostenibilidad agrícola, alinea a Colombia con experiencias exitosas de otros países latinoamericanos y contribuye a cimentar un desarrollo rural inclusivo y resiliente que refuerza la equidad y la seguridad alimentaria en todo el país.
¿Qué implica la normalización de cartera para los papicultores?
Esta pregunta surge porque la normalización de cartera es un proceso que, aunque frecuente en el sector financiero, no siempre es clara para los productores y la opinión pública. En el contexto presentado, implica que los papicultores con deudas vencidas logran acuerdos con el Banco Agrario para reestructurar sus obligaciones de manera que puedan recuperar su calificación crediticia y continuar accediendo a nuevos recursos. El acompañamiento en este proceso es fundamental, pues la falta de acceso a crédito formal limita profundamente la capacidad de inversión y crecimiento de los pequeños agricultores.
Comprender la normalización de cartera es clave para los papicultores, ya que de ello depende su acceso a nuevos créditos y, por ende, su capacidad de mantener y mejorar su productividad. Además, para el sistema bancario, es una herramienta que ayuda a reducir el riesgo de cartera vencida y a fortalecer las relaciones con el sector rural, contribuyendo al desarrollo económico sostenible y a la inclusión financiera.
¿Cuáles son los principales riesgos que enfrentan los papicultores en Colombia?
Esta pregunta es relevante considerando que los desafíos para los papicultores en Colombia van más allá de la gestión financiera. Factores como el cambio climático, las plagas, las enfermedades de los cultivos, los altos costos de los insumos y la variabilidad de los precios internacionales determinan la estabilidad y rentabilidad de estos agricultores. Cada uno de estos riesgos tiene impactos directos en la capacidad de pago, la productividad y el desarrollo socioeconómico de las regiones productoras.
Abordar estos riesgos requiere tanto políticas públicas integrales como la implementación de prácticas agrícolas más resilientes y sostenibles. Instituciones financieras, como el Banco Agrario, junto con el apoyo técnico de organismos como la FAO, juegan un papel esencial en la promoción de soluciones adaptativas. Así, la comprensión y gestión de estos riesgos se convierte en un elemento central para garantizar la viabilidad y sostenibilidad del sector papicultor en Colombia.
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