De inmediato,  los jugadores se alejaron de las ventanas e intentaron cubrir los huecos que dejaron los vidrios rotos para que no ingresaran objetos que los hirieran, aunque para ese momento, Pablo Pérez ya había recibido un golpe en su ojo.

“¡Llama al médico, un médico!”, gritaba uno los hombres que se transportaba en el bus, buscando una pronta atención para Pérez.

De igual manera, otra persona intentaba advertir a los futbolistas: “Tengan cuidado ahí”.

Los jugadores resultaron gravemente afectados, pues cuando se bajaron del bus estaban tosiendo, no podían respirar y varios de ellos, como Carlos Tévez, tuvieron náuseas y vomitaron.

Bus de Boca Junior

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Ante los incidentes, Conmebol y directivos de ambos clubes se reunieron y tras horas de discusión determinaron suspender el juego para dejar que se calmen los ánimos de los fanáticos.