En una entrevista para la revista Bocas, le preguntaron si era cierto que su nombre estaba inspirado en el popular personaje de animación. El defensor contestó para acabar con los rumores:

“No. Ya había oído eso, pero es mentira. Mi mamá me cuenta que me puso Yerry por un cantante que había en Medellín en ese entonces”.

Luego, aclaró la forma correcta de escribirlo, “como está en la cédula”. Dijo que se escribe con y griega al principio y al final.

En la entrevista, Mina habló de la pasión por el fútbol que hay en su familia, de las difíciles condiciones en las que creció en Guachené, su pueblo natal en el Cauca, y del apoyo que siempre encontró en su madre y su padre para convertirse en el futbolista de élite que es en la actualidad.

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También recordó la decepción que vivió en el Deportivo Cali, donde no lo tuvieron en cuenta en unas pruebas que hizo, y cuando tuvo que abandonar los entrenamientos con el América, por las dificultades de desplazarse todos los días (a veces colgado de una volqueta) a la capital del Valle y terminar sus estudios de colegio al mismo tiempo.

Después habló sobre su crecimiento profesional, desde que entró a las divisiones inferiores del Deportivo Pasto, su paso por Independiente Santa Fe -donde levantó la Copa Sudamericana- y después en Palmeiras, de Brasil, antes de cruzar el océano para enrolarse en el Barcelona, de España.

Finalmente se refirió a sus sensaciones en el Mundial de Rusia y de los halagos que recibió por parte de algunos de sus compañeros en el Barza, gracias a su destacada actuación en el torneo orbital. Y reveló cuál es su mayor sueño, el que le queda por cumplir:

“Ganar el Mundial. ¡Es que se puede, panita!”.