Ganador de la París-Roubaix hace cuatro años, Tepstra culminó un ataque lanzado a 27 km de meta y se coronó por delante del danés Mads Pedersen, que llegó 11 segundos después, y de otro corredor del Quick Step, el belga Philippe Gilbert, ganador en 2017.

En su edición número 102, la clásica belga llevó a los corredores de Amberes a Oudenaarde a lo largo de un trayecto de 267 km salpicado con 18 muros y 13 tramos de pavés.

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Un favorito por encima de todos era el eslovaco Peter Sagan, triple campeón mundial, que venía de ganar la Gante-Wevelgen, considerada la ‘mini-Flandes’, y aspiraba a una segunda victoria, dos años después de la primera.

Al cabo de 70 km de intentos, el pelotón consintió una fuga en la que entraron once corredores. El equipo Bora de Peter Sagan, el Quick Step de Philippe Gilbert, el Sky de Michal Kwiatkowski y el BMC de Greg Van Avermaet, regularon la velocidad del pelotón de forma que la diferencia no pasara de los cinco minutos.

La tercera subida al Kwaremont y el Paterberg, todo en los últimos 20 kilómetros, iban a dictar sentencia.

La ventaja de Tepstra superó los 40 segundos y Sagan se vio en la obligación de lanzar un ataque violento a la salida del Kwaremont, a 16 de meta, y luego otro en el último muro, el Paterberg, que le dejó solo en la persecución de Tepstra, pero el holandés no le dejó ninguna opción. El eslovaco arrojó la toalla a 8 km de meta.

El fugado afrontaba con una pequeña ventaja de 25 segundos los seis últimos kilómetros, pero las rencillas entre los grandes facilitaron el trabajo de Tepstra, que pudo alzar los brazos bajo la pancarta.

Con información de EFE