Víctor Hugo Aristizábal

Creció en el Barrio Belén San Bernardo de Medellín, en una casa con más de 30 personas de la familia. Leonel Eudoro era su padre y en 1985 estaba en el centro de la ciudad con su hermano, es decir, tío de Víctor Hugo. Hubo una discusión con una mujer que ronda los bares, llegaron otros hombres y en medio de la pelea a Leonel le dieron una puñalada por la espalda. “Yo perdí a los 13 años a mi padre, fue un golpe porque era el que nos sostenía a nosotros, éramos cuatro hermanos y mi mamá. Ella no trabajaba, nosotros estudiábamos y nos quedamos sin nada”.

Víctor era el tercero de sus hermanos, tuvieron que cambiar de casa a una más humilde y su mamá María Helena entró en el alcoholismo. Fueron un par de años muy difíciles, vendieron chance, arepas y demás cosas. Al final lograron recuperarse, Aristizábal ya estaba en la Selección Antioquia y de su papá recibió la herencia de ser hincha de Atlético Nacional porque la mayoría de sus tíos eran del DIM. Con los ‘verdolagas’ debutó, fue campeón y es el máximo goleador histórico del equipo.

(Vea también: ¿Coqueteo a Nacional? Dayro Moreno y el romance con la afición ‘verdolaga’)

Juan Guillermo Cuadrado

Nació en Necoclí, municipio del Urabá. Históricamente fue una zona de guerrillas hasta que en los años 90 aparecieron las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá. Los tiroteos no eran algo extraño y Guillermo Cuadrado junto a Marcela Bello le decían a su hijo que ante cualquier ruido se metiera debajo de la cama. En 1992, cuando estaba cerca de cumplir 4 años, Juan Guillermo salió debajo de la cama y su papá, repartidor de gaseosas, era el que había sido asesinado.

Marcela Bello debió dejar a su hijo con los abuelos en Turbo e irse a trabajar a una bananera en Apartadó. Cuadrado no era muy juicioso en el colegio, pero su mamá confiaba plenamente en el talento deportivo y enviaba dinero para la Escuela Mingo de Necoclí. Juan Guillermo también jugaba en la playa y varias veces su abuela lo mandaba a llamar cuando la situación con los paramilitares estaba “caliente”. Al final pudo viajar a unos torneos juveniles y allí lo “adoptó” Nelson Gallego hasta que debutó como profesional.

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Juan Fernando Quintero 

Jaime Enrique Quintero iba a presentarse al Ejército Nacional el 1 de marzo de 1995 para obtener la Libreta Militar que no tenía. En ese momento solo tenía 23 años y dejó al pequeño Juan Fernando de 2 años junto a su madre. En la Brigada VII fue asignado al Batallón Voltígeros en el municipio de Carepa, pero le dijeron que regresara a Medellín a los 2 días. Jaime Enrique no volvió a aparecer nunca más y su familia lleva más de 25 años sin saber de él.

Luego de investigar se enteraron que Jaime había tenido un incidente con el capitán Zapateiro Altamirando al que agredió con una botella y por eso lo devolvieron. Al parecer cuando iba en el bus un grupo de hombres lo bajó y jamás se volvió a saber de él. La familia demandó al Estado porque el Ejército debía velar por su seguridad, pero el Tribunal Administrativo de Antioquia negó la demanda. La familia ha encabezado las conmemoraciones y búsqueda de justicia junto a la ASFADDES (Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos).

“Tengo el derecho como hijo, al saber qué pasó con mi padre y eso él lo que quiero saber, por qué he sufrido y he visto mi familia sufrir problemas sociológicos y mentales y la ausencia de mi papá siempre, está el vacío y lo siento a diario … solo quiero saber que paso…”, twitteó Quintero cuando en diciembre 2019 al general Eduardo Zapateiro como nuevo comandante del Ejército.

Santiago Arias

Raúl Arias fue un futbolista frustrado que terminó jugando en clubes de Copacabana cerca a Medellín. Le inculcó a su hijo el amor por este deporte y lo llevaba a ver a Atlético Nacional. En el Colegio Calasanz se destacó en atletismo y casi se dedica al taekwondo en vez del fútbol. Sin embargo, su padre quería que fuera futbolista y hasta lo cambió de colegio para que tuviera más facilidades para entrenar. Santiago entró a la Escuela de Alexis García y luego viajó a Bogotá para unirse a La Equidad. En el 2009, Santiago tenía 17 años y estaba a punto de debutar como profesional en el conjunto “asegurador”.

Don Raúl manejaba una ruta escolar en el jardín que tenía Mónica Naranjo, mamá de Santiago. Un día llegó de trotar y lo abordaron dos hombres, sacaron un arma y Raúl tiro a los niños al suelo para protegerlos. Al parecer lo iban a atracar, hubo una confusión y terminaron matándolo. Luego de ir al entierro al defensa le partió el corazón dejar a su mamá y su hermana solas en Medellín para regresar a la capital. Ese debut de Santiago se aplazó, pero lo que no se aplazó fue cumplirle el sueño a su padre y ser uno de los mejores futbolistas del país.