Desde 1950, la Carrera Panamericana en México es una de las competencias más duras y prestigiosas en el selecto catálogo de competencias automovilísticas que se siguen desarrollando en la vía pública.

Y en ese selecto catálogo podemos encontrar, por ejemplo, la Mille Miglia (su versión moderna) en Europa o la Targa Florio (también en su versión moderna), carreras ampliamente organizadas que más allá de la informalidad de un puñado de entusiastas reuniéndose para pasar un rato, consisten en una organización seria, certificada y con los respectivos y necesarios cierres, enlaces entre distintos tramos, protocolos de seguridad, revisión de los vehículos y una calificación y premiación profesional y reconocida.

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La Carrera Panamericana también está modernizada y no ha sido un evento ininterrumpido en las últimas décadas, si bien en sus distintas categorías, o en la gran mayoría, conserva ese sabor que la hizo tan especial en un comienzo por la combinación de todo tipo de carreteras, climas, caminos y condiciones, el nivel de dificultad, los grandes retos físicos y mentales que enfrentan sus pilotos y, ya desde una óptica contemporánea, la edad de los automóviles participantes también es un gancho por la nostalgia que generan, por ser un testimonio viviente de la historia.

En la Carrera Panamericana nacieron auténticas leyendas, al punto de que dos modelos del fabricante Porsche están bautizados en su honor. En La Carrera Panamericana también se hizo evidente la diferencia entre un vehículo americano o uno europeo (en muchos casos con un desempeño a favor del europeo). Y en La Carrera Panamericana se establecieron personajes que ya hacen parte de la historia del automovilismo.

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Fue en esa carrera en la que Jorge Cortés Mora, nuestro invitado especial, participó junto a su amigo Camilo Steuer en dos ocasiones: en 1997 y 1999. Y por primera vez en un medio de comunicación colombiano nos cuenta la historia de dos colombianos que fueron a correr y además a ganar en una de las carreras más importantes del continente.

Miles de kilómetros, un auto de los años cincuenta que en un comienzo no funcionaba, roturas de suspensión y cruzar un país completo y desconocido a toda velocidad: La Carrera Panamericana es de titanes o, según el caso, incluso de suicidas. Dos colombianos fueron capaces de ganarla e hicieron historia.

Y eso es lo que nos cuenta Jorge Cortés en este video especial: