Luego de pasar la meta, Viviani se sentó en el suelo, y abrazado a sus piernas lloró por no haber conseguido el triunfo.

A un kilómetro de la meta, unos 30 ciclistas tomaron la ventaja sobre el resto. Sin embargo, fue a pocos metros de la llegada donde se presentó el esprint en el que la velocidad del eslovaco dejó por detrás al grupo que le acompañaba.

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La ira del italiano se ve cuando choca sus manos con el manubrio, inmediatamente después de cruzar la meta.

El tercer lugar fue para el francés Arnaud Démare.