Para el escritor español Alfredo Relaño, en ningún país del mundo se vive el fútbol como en la Argentina, tanto que la pálabra ‘clásico’ llegó al deporte para definir la rivalidad entre Xeneizes y ‘millonarios’, y solo después se extendió a otros derbis en el mundo, según relata en As.

“En Argentina, el más respetado en la pandilla no es el que tiene más dinero, o la novia más guapa, o habla mejor. El más respetado es el que mejor juega al fútbol, y casi no hay insulto más hiriente entre muchachos que el de ‘patadura’, que significa que juegas muy mal. Sólo llegando a Papa, como Francisco, que fue un patadura, llega uno a redimirse de eso”.

Desde Buenos Aires, el jefe del Área Digital de Olé, Mariano Dayan, describe el ambiente para el diario As: “Acá hay una final que quedará para toda la vida, que marcará a fuego a todos, ganadores y perdedores. Hay nervios como nunca, la gente está alterada, se sufre hasta por imaginar una potencial derrota, hay miedo y a la vez ilusión“.

Dayan resalta que todo el país está pendiente de la gran final: “Los que son fanáticos y también los neutrales. Y los argentinos que viven en el exterior también”. Ni siquiera el presidente de Argentina, Mauricio Macri, se ha quedado al margen de la discusión. Pidió hinchas visitantes en ambos partidos. Su propuesta no prosperó.

Obelisco

Artículo relacionado

Memes predicen el fin del mundo por la gran final de la Copa Libertadores

En el diario Olé, Walter Vargas intenta mitigar los “presagios apocalípticos” que anuncian violencia alrededor del superclásico y comparte la “noble causa” de promover la paz entre los hinchas de ambos clubes, no obstante considera imposible vivir este encuentro “en modo zen” o imaginarlo narrado por un locutor de música clásica.

“Si la recompensa en juego es maravillosa, tanto o más maravilloso sería que los hinchas asumieran que toda recompensa tiene sus riesgos. Los ganadores y su éxtasis. Los perdedores y el impulso de ir a vivir con los esquimales de Alaska”.

Por su parte, Verónica Brunati cuenta en As que hasta la Sociedad de Cardiológica Argentina está en alerta por la final de la Copa, “un espectáculo sólo recomendable para corazones sanos”.

“Este clásico tiene la matriz emocional de los argentinos, de vivirlo ya no al borde del ataque de nervios sino al borde del infarto. Y aunque parezca increíble, el miedo es real porque la pesadilla de perder se ha apoderado de los hinchas de uno y otro equipo“.

En lo deportivo, los premios están claros, plantea Brunati: para los de Gallardo, “sacarse de encima el estigma de haber descendido a la B” , para los de Barros, “alcanzar a Independiente, el actual Rey de Copas”.

En cuanto al favorito, para Juan Pablo Varsky es River Plate, y lo defiende con estadísticas en su columna del diario La Nación, que gira alrededor del ‘muñeco’ Marcelo Gallardo:

“Se tranformó en el hecho maldito del ciclo Angelici, desesperado por un triunfo con pasaporte. No solo eliminó a Boca, sino también ganó cada título que había en juego en esos duelos directos. Entre Sudamericana ’14, Libertadores ’15 y Supercopa ’18, su clásico rival no le ha podido meter siquiera un gol en cuatro partidos y medio. Su equipo llega bien a este choque de planetas”.