Desde la antigüedad, la humanidad ha buscado explicaciones a los fenómenos naturales. En un principio los vientos, las mareas, el comportamiento de los animales despertaron la curiosidad de los hombres y las mujeres del pasado. Uno de los más antiguos enigmas es el del movimiento brusco de la tierra. Y para ello hubo explicaciones de todo tipo. Por ejemplo, los griegos creían que los terremotos eran causados por el golpe de tridente de Poseidón –el dios de los mares– contra el suelo cuando algo lo sacaba de quicio. Algunas de estas creencias han sobrevivido al paso del tiempo y se han instalado en la mentalidad popular.

1) Los animales y los terremotos

Son famosos los videos en redes sociales que muestran los comportamientos extraños de los animales días u horas antes de un sismo de gran calado. Una de las primeras referencias que se conserva de este mito proviene de un relato del siglo IV antes de Cristo que menciona el pánico de los animales de una ciudad justo antes de que se produjera un sismo. A pesar de la insistencia de esta idea, hasta el momento los científicos que han estudiado el asunto —en particular en China y en Japón— no han encontrado evidencias suficientes para afirmar o rebatir dicha creencia. En otras palabras, todavía no se sabe con certeza si los animales puedan percatarse de un terremoto antes de que ocurra.

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2) No hay forma de vaticinar un terremoto

Otro de los rasgos peculiares respecto al pensamiento mágico en relación con los terremotos es la idea de que los videntes y adivinos puede predecir su ocurrencia. La amplitud de las profecías suelen ser el motivo de su acierto. Es decir, afirmar que un terremoto causará estragos en la humanidad es una apuesta casi segura por varias cosas: el crecimiento de las ciudades y la recurrencia de los terremotos hacen que el mensaje se cumpla en algún momento.

No obstante, las profecías que dan una fecha concreta y una región específica fallan por completo. Tampoco la ciencia tiene los instrumentos para hablar de un terremoto antes de que ocurra. “Ningún científico en el mundo ha predicho un gran sismo. No sabemos cómo hacerlo, ni esperamos encontrar la solución en el futuro”, dijo en 2021 el Servicio Geológico de los Estados Unidos.

3) No hay conexión entre el clima y los terremotos

En diferentes partes del planeta existen creencias que relaciones tipos particulares de climas con los terremotos. En algunas zonas de Colombia, para no ir muy lejos, se cree que si hace sol y al tiempo llueve es muy probable que se produzca un movimiento de tierra.

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Sin embargo, por ser los terremotos las consecuencias de los movimientos de placas tectónicas –es decir, de fenómenos que se dan debajo de la corteza terrestre– no hay una conexión causal entre el clima y ellos. Además, los estudios de los servicios geológicos de varios países han detectado que los temblores se dan en igual proporción en las regiones de clima frío y en las de clima cálido.

4) ¿Tiembla ahora más que antaño?

La creencia que factores humanos puedan incidir en los terremotos –una suposición que la ciencia no ha avalado– ha servido de base para que muchos internautas crean que en la actualidad el número de temblores se ha incrementado. La idea soslaya un elemento clave de la actual sociedad hiperconectada a las redes sociales: no se trata de que ahora tiemble más, ocurre que ahora nos enteramos al instante de terremotos en lugares apartados del mundo.