Epilepsia, Conocerla para tratarla

Como médicos veterinarios especialistas en neurología clínica, entendemos lo aterrador que puede ser para los propietarios ver a sus mascotas sufriendo de eventos convulsivos. Por eso es importante que entendamos de qué se trata y que signos podemos ver en nuestros animales de compañía 

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Cualquier trastorno en el que hay convulsiones crónicas recurrentes podemos denominarlo una forma de epilepsia. Con demasiada frecuencia, el término se usa vagamente para indicar la epilepsia idiopática, sin embargo, esta es una terminología inexacta.

Además, las convulsiones transitorias que ocurren como consecuencia de una condición subyacente como algún toxico que se resuelve, o una injuria cerebral como alguna lesión traumática, deben ser denominadas convulsiones provocadas o reactivas, no epilepsia.

Clasificación de la Epilepsia

  • Epilepsia genética: Se refiere a un trastorno convulsivo en el que no hay una enfermedad metabólica o estructural subyacente identificable que provoque las convulsiones. Se considera que las principales causas son canalopatías, es decir alteraciones en los canales de iones en las neuronas y se ha demostrado una base genética en varias razas de perros, incluyendo Pastor Alemán, Golden Retriever, Keeshond, Tervuren belga, Labrador Retriever, Bernes de la montaña, Viszl, entre otros.

Aunque animales sin raza definida también se han reportado con este trastorno. Históricamente, se ha pensado que los gatos tienen más probabilidad de tener alguna otra causa estructural de sus convulsiones, pero también se da el caso de la epilepsia genética en ellos. Estudios recientes han sugerido que entre el 21 y el 59% de los gatos con convulsiones tienen epilepsia genética.

  • Epilepsia sintomática: también conocida como epilepsia secundaria, está presente cuando se puede identificar una causa subyacente extracraneal o intracraneal. Los ejemplos incluyen tumores cerebrales, encefalitis, hidrocefalia, encefalopatía hepática, etc.
  • Epilepsia criptogénica: este término se usa con poca frecuencia, pero describe cualquier trastorno de convulsiones recurrentes en el que existe una supuesta causa subyacente que aún no se ha identificado. Un ejemplo sería un perro geriátrico que de repente comienza a tener convulsiones y se cree que tiene un tumor cerebral, pero la resonancia magnética no se ha realizado.
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El diagnostico se basa en un historial médico completo, incluida una descripción lo más precisa posible de los episodios. Debemos hacer que el propietario describa los eventos en detalle, incluida una descripción en profundidad de lo que vieron exactamente, así como la frecuencia, la duración, la hora del día, la presencia de signos de lateralización, si hay anomalías después del episodio o si hay un cese abrupto del episodio.

Es importante tener todo esto en cuenta, pues las anormalidades post-ictales separan las convulsiones de otros episodios paroxísticos y, además, las anormalidades interictales (intervalo de tiempo comprendido entre dos episodios) son indicativas de epilepsia sintomática. 

Otra información importante que debemos obtener es la historial familiar si se puede, lesiones o enfermedades pasadas, exposición a toxinas potenciales que inducen las convulsiones, exposición a medicamentos para humanos o mascotas, antecedentes de medicación pasada y actual, estado de vacunación e historial de viajes.

Si aún no está claro si los episodios son convulsiones, debemos hacer que el propietario capture un video para nuestra revisión. Como siempre, el veterinario especialista realizará un examen neurológico completo que al cotejarlo con la anamnesis podrá hacerse dos grandes preguntas: 

  • ¿Este paciente realmente tiene convulsiones? Muchos otros episodios paroxísticos (episodios que imitan a una crisis epiléptica) pueden malinterpretarse fácilmente como convulsiones.
  • Si la respuesta es positiva, ¿podemos determinar dónde está la causa de las convulsiones? El curso diagnóstico, es decir si requiere imágenes avanzadas, laboratorios sanguíneos, hormonales, bioquímicos y/o de orina, así como el tratamiento a instaurar, dependerá claramente de las respuestas a dichas preguntas.

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Como vemos, la epilepsia en nuestras mascotas puede ser algo desgastante, no solo para el animal sino para toda la familia. Pero afortunadamente los especialistas en neurología clínica pueden ayudar, tanto a la mascota como a los propietarios, no solo a entender la enfermedad, sino a poder manejarla de la mejor forma posible.

Se ha demostrado una base genética en varias razas de perros, incluyendo Pastor Alemán, Golden Retriever, Keeshond, Tervuren belga, Labrador Retriever, Bernese de la montaña, Viszl, entre otros