En la mayoría de películas donde el apocalipsis o las catástrofes son protagonistas, se muestra que las cucarachas son los únicos seres vivos que podrían sobrevivir a estos terribles panoramas.

Incluso se ha dicho que también podrían ser la única especie que sobreviva a una tercera guerra mundial. Sin embargo, se desconoce que hay otro animal que también podría resistir a estos escenarios: se trata de los isópodos, conocidos coloquialmente como cochinillas.

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Este animal, que puede albergar más de 10.000 especies, se caracterizan por su tamaño, que puede llegar a ser tan grande como un balón de fútbol. Además, dice el estudio publicado en la revista Journal of Natural History, ha estado viviendo por el lecho marino como bichos regordetes gigantes durante 200 o 300 millones de años.

Una de las especies de isópodos es la Bathynomus giganteu y se puede encontrar en las profundidades de más de 2.500 metros. La primera vez que se tuvo un registro de un ejemplar fue en 1879 en el Golfo de México. Y aunque durante los últimos años se creía que era una sola especie, los resultados de este estudio insinúan que podrían ser dos especies enrolladas en una.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores realizaron un análisis moderno a este tipo de isópodos. Entre los hallazgos sobresalen algunas diferencias sutiles, pero significativas en su ADN y morfología, que es la forma y estructura del animal.

Por ejemplo, reseña el documento, un ejemplar que fue encontrado en 2017 muy cerca a la Península de Yucatán, en México, “tenía un cuerpo delgado en comparación con otros especímenes, a pesar de haber sido designado inicialmente como esa especie”.

Además, añade el texto, “el ejemplar fue encontrado donde antes se había encontrado B. giganteus. Pero había algo extraño, era un poco más corto en longitud, medía 26 centímetros y sus antenas eran relativamente largas”.

Aunque los investigadores son conscientes en que aún faltan un poco más de datos y de análisis para poder confirmar su clasificación taxonómica exacta, creen que podría tratarse de una nueva especie. Esta nueva especie, dicen, “probablemente ha pasado desapercibida hasta ahora porque el número de espinas en su cola coincide con las de B. giganteus”.

“Cada vez es más evidente que las especies de Bathynomus pueden ser extremadamente similares en apariencia general, y también que existe una larga historia de identificación errónea de especies en el género”, señalan los investigadores en el documento.

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En la actualidad al menos se han clasificado más de 20 especies que pertenecen al género Bathynomus. “Es posible que ahora solo estemos notando chinches gigantes, pero han existido por mucho más tiempo que la curiosidad humana. Hay una buena posibilidad de que incluso sobrevivan a nuestra especie”, finalizaron los investigadores.