
Los vuelos, como el más largo sobre el mar en el mundo, suelen convertirse en la oportunidad para que muchas personas se duerman antes del despegue, pero hay algunos factores claves para evitar hacerlo.
¿Por qué no dormirse en un vuelo en el despegar?
No se recomienda dormir durante el despegue y el aterrizaje del avión por varias razones como la presión de los oídos, por seguridad y hasta por comodidad, explicadas a continuación:
- Presión en los oídos: durante el despegue y el aterrizaje, la presión en la cabina cambia rápidamente, lo que puede provocar molestias en los oídos e incluso dolor. Tragar saliva o bostezar puede ayudar a aliviar la presión, pero si se está dormido, no se podrá hacerlo de forma natural.
- Instrucciones de seguridad: es importante prestar atención a las medidas de seguridad que se dan durante el despegue y el aterrizaje, ya que pueden contener información crucial sobre procedimientos de emergencia. Si se está durmiendo, es posible que perderse recomendaciones claves.
- Evacuación en caso de emergencia: estar despierto y alerta ayudará a reaccionar con mayor rapidez y seguir las instrucciones de los asistentes de vuelo.
- Movimientos bruscos: el despegue y el aterrizaje pueden implicar fuertes movimientos del avión, lo que puede ser incómodo o incluso despertarte si estás dormido.
- Ruidos fuertes: los motores del avión son más ruidosos durante el despegue y el aterrizaje, lo que puede dificultar el sueño.
Entre algunos consejos para dormir en un avión (en especial si hay un viaje muy largo), es clave tener en cuenta:
- Elegir un asiento adecuado: los que estén ubicados cerca de las alas o en la parte delantera del avión suelen ser más tranquilos y tener menos turbulencias. Los asientos junto a la ventanilla también permiten apoyarse en la pared y bloquear la luz.
- Ropa cómoda y holgada: evita prendas ajustadas o que sean incómodas.
- Crear un ambiente de sueño: cubrir los ojos con una antifaz para dormir y usa tapones para los oídos para bloquear el ruido. También se pueden llevar una almohada de viaje o un cuello hinchable para mayor comodidad.
- Evitar la cafeína y el alcohol: las sustancias pueden interferir con el sueño.
- Tomar un refrigerio ligero antes de acostarte: evitar comidas pesadas antes de dormir, ya que pueden dificultar la digestión y el sueño.
- Relajarse antes de dormir: se puede leer un libro, escuchar música relajante o hacer ejercicios de respiración profunda para ayudar a relajarse antes del sueño.
- Dormir por la noche: si el vuelo es nocturno, ajustar el horario de sueño a la zona horaria de destino unos días antes del viaje. Esto ayudará a sentirse más cansado a la hora de acostarse en el avión.
- No desanimarse si no se puede dormir: no es para preocuparse. Levantarse y hacer algo relajante, como leer o caminar por el pasillo, hasta que se sienta cansado.
¿Qué pasa si se viaja mucho en avión?
Aparte de una eventual fatiga por ‘jet lag’, viajar frecuentemente en vuelos puede tener tanto beneficios como desafíos para la salud y el bienestar. Aquí hay algunas consideraciones:
- Beneficios para la salud mental: viajar puede proporcionar una sensación de aventura, exploración y nuevas experiencias, lo que puede mejorar el estado de ánimo y reducir el estrés. Conocer diferentes culturas, paisajes y personas puede ser emocionante y enriquecedor.
- Exposición a diferentes ambientes: puede llevar a diferentes climas y entornos, lo que puede ser estimulante y beneficioso para la salud en términos de adaptación a nuevas condiciones ambientales.
- Experiencias enriquecedoras: Viajar frecuentemente te brinda la oportunidad de experimentar nuevas culturas, probar alimentos diferentes, aprender idiomas y expandir tus horizontes. Estas experiencias pueden ser educativas y enriquecedoras para tu vida personal y profesional.
- Desafíos para la salud física: el viaje frecuente en avión puede implicar pasar largos períodos de tiempo sentado, lo que puede aumentar el riesgo de problemas de circulación, trombosis venosa profunda (TVP) y molestias musculares. Es importante levantarse, estirarse y moverse durante los vuelos largos para reducir estos riesgos.
- Fatiga por jet lag: cruzar múltiples zonas horarias puede provocar desajustes en el reloj biológico interno, conocido como jet lag. Los síntomas del jet lag pueden incluir fatiga, dificultad para dormir, irritabilidad y problemas digestivos. Pueden pasar varios días antes de que tu cuerpo se ajuste completamente a la nueva zona horaria.
- Exposición a enfermedades: puede aumentar la exposición a gérmenes y enfermedades, especialmente en entornos concurridos como aeropuertos y aviones. Es importante tomar precauciones para proteger tu salud, como lavarse las manos regularmente, evitar el contacto cercano con personas enfermas y mantener tus vacunas al día.




¿Qué es una descompensación en vuelo?
La descompensación en un vuelo se refiere a una situación en la que los cambios en la presión del aire dentro de la cabina del avión afectan al cuerpo de los pasajeros de manera negativa. Esto puede ocurrir durante el ascenso o el descenso del avión y puede manifestarse de varias formas.
- Barotrauma: cuando hay una rápida disminución de la presión del aire en la cabina del avión durante el ascenso. Puede causar dolor en los oídos, sensación de presión en los senos nasales y dificultad para respirar.
- Mareo o vértigo: sucede especialmente durante turbulencias o cambios repentinos de altitud. Esto puede deberse a la sensación de movimiento en el avión y la falta de referencia visual fuera de la ventana.
- Malestar gastrointestinal: los cambios en la presión del aire dentro del avión pueden afectar el equilibrio de líquidos y gases en el cuerpo, lo que puede causar malestar estomacal, gases y sensación de hinchazón.
- Fatiga o sensación de cansancio: el estrés y la ansiedad asociados con volar, junto con la falta de sueño durante los vuelos largos, pueden provocar fatiga o sensación de cansancio en algunos pasajeros.
- Ansiedad o ataques de pánico: puede sucederle a personas especialmente si tienen miedo a volar o a espacios cerrados.
Para prevenir o mitigar los efectos de una descompensación en un vuelo, es importante seguir algunas recomendaciones:
- Chupar caramelos o bostezar durante el ascenso y el descenso para ayudar a ecualizar la presión en los oídos.
- Beber agua regularmente para mantenerse hidratado.
- Evitar el alcohol y la cafeína, ya que pueden deshidratar el cuerpo.
- Levantarse y moverse durante el vuelo para mejorar la circulación sanguínea.
- Practicar técnicas de relajación, como la respiración profunda o la meditación, para reducir el estrés y la ansiedad.
- Consultar a un médico antes del vuelo si tienes alguna condición médica preexistente que pueda verse afectada por el vuelo.
*Este artículo fue escrito y curado por periodistas del equipo de redacción, con apoyo de una inteligencia artificial que utiliza ‘machine learning’ para producir texto.
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