
Bailey McBreen, una enfermera de 24 años oriunda de Florida, EE. UU. decidió hacer pública su experiencia médica para crear conciencia sobre la importancia de prestar atención a señales corporales inusuales que podrían advertir sobre problemas de salud serios.
Su historia se volvió viral luego de compartir que, pese a llevar un estilo de vida saludable, fue diagnosticada con cáncer de colon en etapa 3 luego de padecer síntomas aparentemente menores como eructos frecuentes, reflujo ácido y fuertes dolores abdominales.
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Síntomas iniciales que parecían inofensivos
Todo comenzó en 2021, cuando Bailey notó que eructaba con más frecuencia de lo habitual, llegando a hacerlo unas 10 veces al día. En un principio no le dio demasiada importancia, ya que no presentaba otros signos preocupantes. Sin embargo, con el paso de los meses, sus molestias se intensificaron: empezó a sufrir reflujo gástrico y calambres estomacales cada vez más dolorosos.
A pesar de ser una persona activa, con una alimentación equilibrada y sin antecedentes familiares significativos, McBreen decidió acudir a un especialista para obtener respuestas.
Los estudios médicos revelaron una realidad inesperada: una tomografía computarizada mostró un tumor en el intestino grueso, el cual estaba provocando una obstrucción parcial. Poco después, le confirmaron que tenía cáncer de colon en estadio 3, una noticia que resultó desconcertante tanto para ella como para su familia, considerando su juventud y hábitos saludables.
Un diagnóstico que cambió su vida
Ante la gravedad del diagnóstico, Bailey fue sometida de inmediato a una cirugía de emergencia a finales de enero de 2023 para extirpar el tumor. Luego de la operación, inició un tratamiento de quimioterapia que se extendió hasta el mes de agosto del mismo año.
Durante ese proceso, la joven describió su experiencia como una “montaña rusa emocional”, marcada por altibajos, incertidumbre y momentos de profunda reflexión.
La enfermedad no solo afectó su salud física, sino que también transformó su visión sobre la vida. McBreen confiesa que desde ese momento comenzó a vivir con mayor consciencia y a valorar aspectos que antes pasaban desapercibidos.
Nuevas prioridades y un mensaje de prevención
El impacto de su experiencia la llevó a practicar cambios drásticos en su estilo de vida. Ahora sigue una alimentación completamente orgánica y ha puesto especial énfasis en su bienestar tanto físico como emocional. Reconoce que el cáncer la obligó a replantearse sus prioridades: hoy dedica más tiempo a su familia, ha fortalecido su fe y procura estar más conectada consigo misma y con su entorno.
A través de sus redes sociales, Bailey ha lanzado un mensaje claro: no ignorar las señales que el cuerpo da, por más insignificantes que parezcan. Su caso pone en evidencia que síntomas como eructos constantes o molestias digestivas persistentes no deben ser subestimados, ya que podrían ser indicios de afecciones más graves.




La joven enfermera espera que al compartir su historia pueda ayudar a otros a detectar a tiempo enfermedades que, con un diagnóstico temprano, pueden tener un mejor pronóstico. Además, recalca la importancia de confiar en la intuición propia y de acudir al médico ante cualquier duda, sin importar la edad ni los antecedentes personales.
Hoy, McBreen no solo continúa su recuperación con una actitud resiliente, sino que también se ha convertido en una voz activa en la promoción de la salud y la prevención del cáncer, demostrando que incluso en medio de la adversidad se pueden construir mensajes de esperanza.
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