Durante años, científicos han estado ideando formas de navegar por la superficie lunar, una tarea tarea difícil sin herramientas como el GPS con el que cuenta la Tierra.

Debido a que la atmósfera de la Luna es mucho más fina que la de la Tierra, resulta difícil calcular la distancia y el tamaño de los puntos de referencia lejanos, ya que no hay perspectiva desde el horizonte.

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En la Tierra, los árboles o los edificios ofrecen puntos de referencia útiles para calcular la distancia, pero esa ilusión es imposible en la luna. Además, sin una atmósfera que disperse la luz, los brillantes rayos del sol distorsionarían la percepción visual y de profundidad de un astronauta en el satélite, lo que supondría un verdadero reto moverse por el vasto terreno sin cartografiar.

Inspirándose en investigaciones anteriores sobre navegación lunar, Alvin Yew, ingeniero de investigación del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la Nasa en Greenbelt, está desarrollando un sistema de inteligencia artificial que guía a los exploradores por el suelo lunar escaneando el horizonte en busca de puntos de referencia. El sistema, entrenado con datos del Lunar Reconnaissance Orbiter de la Nasa, recrea las características del horizonte lunar, tal y como las vería un explorador en la superficie de la luna.

“Como la luna no tiene atmósfera, no hay mucha dispersión de la luz”, explica Yew. Pero utilizando el contorno del paisaje, “somos capaces de obtener una demarcación muy clara de dónde está el suelo en relación con el espacio”.

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De esta manera, el sistema de inteligencia artificial sería capaz de navegar utilizando accidentes geográficos como peñascos, crestas e incluso cráteres, cuya distancia sería normalmente difícil de localizar con precisión para una persona. Estas mediciones podrían usarse para comparar características identificadas en imágenes ya capturadas por astronautas y vehículos exploradores, de forma similar a como el GPS localiza lugares en la Tierra.

Ahora que la misión Artemis I de la Nasa ha finalizado recientemente con un amerizaje a principios de diciembre, esta tecnología también será necesaria para que los humanos regresen a la luna en un futuro no muy lejano. Cuando los astronautas de la próxima misión Artemis III toquen tierra, disponer de sistemas portátiles o integrales que les ayuden a conquistar el nuevo terreno podría ser el factor decisivo de lo lejos que puedan explorar el satélite.

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Este trabajo también está previsto para complementar el futuro “internet” de la luna, denominado LunaNet, que dará soporte a las comunicaciones, las operaciones de navegación lunar y muchos otros servicios científicos en la luna. Según los científicos de la Nasa, pretende ofrecer un acceso a internet similar al de la Tierra, una red a la que las naves espaciales y los futuros astronautas puedan acceder sin necesidad de programar las transferencias de datos con antelación, como hacen actualmente las misiones espaciales.