Que mañana se dará a conocer el nuevo iPhone es prácticamente un hecho: Apple siempre muestra sus nuevos modelos de teléfono durante la primera quincena de septiembre, normalmente en un martes o miércoles después del Día del Trabajo en Estados Unidos, que se celebró la semana pasada.

La única excepción a esta tradición fue el año pasado, cuando a causa de los problemas logísticos derivados de la pandemia de COVID-19, el evento tuvo que posponerse hasta mediados de octubre.

La presentación tendrá un formato 100 % digital, como ya ha ocurrido con todos los eventos de Apple desde el inicio de la pandemia, y podrá seguirse de forma gratuita por internet desde cualquier parte del mundo.

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Portales especializados en información de Apple como 9to5Mac apuntan a que el decimotercer modelo del iPhone (una de las dudas es si se le va mantener el nombre pese a que el 13 es un número tradicionalmente considerado maldito) tendrá un diseño muy similar al del teléfono del año pasado.

Las principales mejoras, según este portal que habitualmente cuenta con información interna de la compañía, se darían en la cámara de foto y video, así como en la calidad de imagen de la pantalla.

Además, varios medios han publicado durante los últimos días que el iPhone 13 vendrá equipado con nueva tecnología de comunicación por satélite que le permita enviar mensajes de emergencia cuando el usuario se encuentre en zonas sin cobertura telefónica.

El último modelo de iPhone, el 12, ha sido muy bien acogido por el público, y sus ventas han contribuido decisivamente a disparar los beneficios de la firma un 66 % interanual “hasta los 74.129 millones de dólares”, según las cuentas presentadas por la compañía en julio.

Al margen del iPhone, que siempre es la estrella de estos eventos, también se espera que la firma que dirige Tim Cook presente mañana la séptima serie de su reloj inteligente Apple Watch, que vendría equipado con una pantalla de mayor tamaño que la de los modelos anteriores.

Además, el Apple Watch Series 7 sí experimentaría un cambio de diseño sustancial, y sus acabados pasarían a ser más rectilíneos y angulares, alejándose así de las formas redondeadas que lo han caracterizado durante los últimos años.