Sin duda alguna, la era digital, más allá de traer beneficios de comunicación para los usuarios, involucra ciertos riesgos y peligros, pues las personas están expuestas a recibir ataques informáticos, como intentos de ‘phishing’, extorsiones y robos de cuenta de WhatsApp.

Como ocurre con las formas de acoso tradicionales, el ciberacoso implica una agresión de manera física, psicológica o emocional, pero esta se da por medio de las plataformas digitales. Además, el hecho de estar tanto tiempo conectados a celulares o computadores por las actividades virtuales, por motivo de la pandemia, incrementa el riesgo de ser víctima de cyberbullying.

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¿Qué es ciberacoso?

En entrevista con Pulzo, Paola Novoa, psicóloga experta en niños y adolescentes, resolvió algunas dudas con respecto al ciberacoso. La especialista en el tema explicó que el cyberbullying “es una modalidad en la que se vulneran los derechos de algunas personas, y se manifiesta a través de las redes sociales, pantallas y conexiones a páginas donde la persona haya incluido datos, mantenido conversación o intercambiado imágenes”. Esta información es utilizada para acosar, victimizar, fragilizar o amenazar a la persona.

De acuerdo con Unicef, el ciberacoso es una forma de intimidación que ocurre en las plataformas digitales y se hace de manera repetitiva. Se lleva a cabo a través de la divulgación de fotografías vergonzosas, mensajes hirientes, amenazas o agresiones.

Por su parte, la organización Ayuda en Acción afirmó que el cyberbullying se da entre personas contemporáneas. En ese orden de ideas, tanto el acosador como la víctima tienen la misma edad y se encuentran en un contexto social parecido.

El MinTIC difiere de esta explicación, pues considera que también puede presentarse en los adultos, especialmente entre desconocidos que intercambian mensajes y archivos por Internet.

¿Cómo identificar el ciberacoso?

Las personas que son víctimas del ciberacoso usualmente se alejan de las redes sociales, y “tienden a retraerse, aislarse, ser más silenciosas, bajar su autoestima y ser más introvertidas”. Estas conductas también se presentan en el acoso tradicional; la diferencia es que en el cibernético “se dejan de usar las pantallas”, detalló la experta.

El cyberbullying está relacionado con críticas, o agresiones emocionales, psicológicas o físicas. Se caracteriza porque hay una vulneración de la autoestima, y “se agraden los derechos interpersonales y humanos”, señaló Novoa.

Para la experta, es muy común que el ciberacoso se presente como forma de abuso escolar por “el auge que tienen las redes sociales en los adolescentes” y la disminución que se ha dado en las habilidades sociales en los jóvenes, que prefieren interactuar a través de pantallas. Por tanto, este comportamiento se presta para que haya un aumento del cyberbullying en los colegios.

“En ese afán de interactuar, y de crear relaciones, amigos y relaciones afectivas, intercambian mucha información que de pronto es confidencial o muy personal y puede ser usada para ese ciberacoso”, dijo la psicóloga.

A continuación, un video con los efectos que tiene el ciberacoso en las víctimas, explicado por Paola Novoa.

¿Por qué se produce el ciberacoso?

Novoa aseguró que es probable que el acosador cometa la acción por la satisfacción que le produce, pues “todas las conductas sirven para algo o tienen una función, que es mantenida por la otra persona”. Entonces, el hecho de que la víctima ceda a los ataques del abusador hace que este continúe ejecutándolos.

“Seguramente si las personas no fueran tan vulnerables ni accedieran a las críticas o amenazas no reforzarían que el abusador sienta que esa es una conducta adecuada para obtener lo que quiere, que puede ser gratificación, reconocimiento o superioridad”, resaltó la experta.

Muchos abusadores llegan a cometer cyberbullying por ciertos rasgos de personalidad “maladaptativos”, que no les permiten adaptarse adecuadamente a las situaciones. Además, agregó Novoa, es posible que hayan sido acosados anteriormente y repliquen el comportamiento, o no hayan recibido educación en valores y derechos humanos.

Por otro lado está el tema de la empatía, que no está desarrollada en todas las personas y es la que permite pensar en el otro al momento de realizar una acción y en cómo esta lo puede impactar, aclaró la psicóloga.

Hay que tener en cuenta que todos los seres humanos tienen derechos interpersonales. “Dentro de esos derechos está el tema de poder decir no o sí claramente”, pero lo que sucede es que una persona acosada generalmente “siente miedo a decir o exponer lo piensa” y considera que dichas interacciones cibernéticas atentan contra su autoestima y personalidad, explicó Novoa.

¿Cuáles son los riesgos del ciberacoso?

De acuerdo con la experta son varios los riesgos que tiene el ciberacoso; entre ellos están los síntomas depresivos “porque afecta directamente la autoestima”.

Llanto fácil, tristeza, ideas de minusvalía, desesperanza y sentir que no se es capaz de realizar las tareas diarias son algunas señales.

Además, en la adolescencia, se presta mucha atención a lo que los demás piensan de la persona. “El autoconcepto está muy dirigido por lo que piensan los otros, los pares o los compañeros”. Por tanto, es frecuente ver que se genera mucha autocrítica y juicios, indicó Novoa.

Asimismo, se produce ansiedad porque los jóvenes se preocupan y anticipan “a lo que va a suceder en esa exposición al otro” y esto, a su vez, lleva a que algunos intenten autolesionarse o, incluso, suicidarse. “De hecho, hay muchos intentos de suicidio o suicidios consumados asociados al ciberacoso”, expresó la psicóloga.

¿Cómo apoyar a alguien que es víctima de ciberacoso?

Para la experta, todo comienza desde casa, por lo que es fundamental que los padres establezcan “canales adecuados de comunicación desde la validación”. En ese sentido, hay que remover el estigma de que la rabia, el miedo o la tristeza no se deben sentir.

“Los padres deben generar que esas emociones se permitan y que, a través de ellas, los adolescentes puedan expresar lo que están sintiendo o viviendo”, dijo Novoa.

Por ende, los padres deben decirles a sus hijos que es válido que se sientan tristes, por ejemplo, e indagar el motivo de la emoción. También, es bueno que les pregunten de qué manera los pueden ayudar, en lugar de hacerlos sentir mal con expresiones como “¿por esa bobada?” o “supérelo” porque “se vuelve algo invalidante y lo que va a hacer el adolescente o niño es ensimismarse”, indicó la experta.

Posteriormente, hay que buscar ayuda profesional de un psicólogo clínico o psiquiatra para saber si la persona se ha visto afectada por lo acontecido. En caso de que la afectación involucre síntomas ansiosos o depresivos, afirmó Novoa, hay que iniciar una psicoterapia “para generar habilidades de afrontamiento, fortalecer la autoestima y trabajar en la resiliencia”.

¿Cómo prevenir el ciberacoso?

  • Desde el ámbito personal, es fundamental que haya un autocuidado, especialmente en lo que corresponde a las redes sociales. En ese orden de ideas, solo se debe interactuar con personas conocidas, y no se deben compartir datos personales ni fotografías comprometedoras, precisó Novoa.
  • En cuanto a la familia, hay que fomentar los canales de comunicación entre padres e hijos para que estén enterados de lo que hacen los menores y de cómo se encuentran realmente, mas no asumir que están bien. “Hay que indagar un poco más”, pero hacerlo “desde la escucha activa y no desde la crítica”, y estar pendientes de “cambios significativos en su conducta”, señaló la experta. Además, los padres deben educar a los niños en los riesgos de los medios digitales.
  • En la parte social y escolar, es necesario que haya campañas de divulgación para que los jóvenes sepan del cuidado que deben tener en las redes sociales, y el impacto que tiene el ciberacoso en la salud mental y emocional, apuntó la psicóloga.

En este video animado explican cómo evitar el ciberacoso.

Casos más comunes de ciberacoso

Según la experta, los casos más comunes de cyberbullying están relacionados con burlas o etiquetas que se difunden a través de grupos creados en las plataformas digitales, así como con críticas generadas a partir de algún suceso o error.

Puede darse por imágenes o características, sobre todo en los adolescentes que están en modalidad virtual en los colegios. Esto genera que se tomen fotografías, se hagan emojis y se generen contenidos a partir de estas imágenes con una finalidad negativa, agregó Novoa.

Un ejemplo de caso de ciberacoso es si un niño suele ponerse rojo al hacer una presentación escolar. A partir de esto, sus compañeros le empiezan a decir ‘tomate’ y comparten imágenes asociadas a dicha etiqueta. Si la persona no tiene habilidades de afrontamiento, se verá afectada por los comentarios y acciones de los demás, detalló la psicóloga. Además, sentirá que todos van a estar pendientes de que se ponga roja cuando exponga algo.

Asimismo, se ha popularizado el tema de hacer cyberbullying por medio de los stickers de las aplicaciones móviles. De acuerdo con Novoa, durante las clases virtuales, los jóvenes toman imágenes de alguien para luego convertirlas en pegatinas y enviarlas por WhatsApp, sin permiso de la víctima, con el propósito de burlarse y hacer sentir mal a su compañero.

Por otro lado, es frecuente que se presenten amenazas, especialmente por contenido íntimo o sexual. Para la experta, esto sucede mucho en los adolescentes que envían fotografías de sus partes íntimas, y quien las recibe amenaza con difundirlas si no realiza alguna acción.