Lo más cercano a lo audiovisual es el llamado Cine “noire”, categoría que nace en los años 50 y perdura hasta hoy, en el que se nos evidencia una sociedad violenta, cínica y corrupta que amenaza héroe/protagonista y a otros personajes, usualmente con la presencia de una “mujer fatal”, aparentemente inofensiva, que es quien conduce a sus víctimas al peligro o a la muerte. Es por esta razón que es tan fácil adaptar una novela negra, que cumpla estas características, a una película que prácticamente tiene augurado su éxito.

Dolores Redondo Meira (San Sebastián, 1969), es una escritora española, conocida por ser la autora de la trilogía del Baztán, y de ‘Todo esto te daré’, novela ganadora del Premio Planeta 2016 y de le Edición 66 del Premio Bancarella 2018.

Aunque ser ganadora de premios no garantiza que una novela sea lo suficientemente buena (recordemos a Javier Cerca con ‘Terra Alta’ -2019- una novela de inferior calidad que toda su magnífica escritura previa), esta novela de Redondo es una sólida construcción literaria, digna exponente de la categoría a la que pertenece. Para ello, la autora pasó por un largo camino, que empezó a los 14 años, edad en la que empezó a escribir relatos cortos y cuentos infantiles.

Hizo un intento fallido de estudiar derecho pero lo abandonó, para fortuna de sus lectores. En 2009 dio a luz su primera novela, ‘Los privilegios del ángel’; en 2013 comenzó a publicar su ‘Trilogía de Baztán con ‘El guardián invisible’ y ‘Legado en los huesos’, y en 2014 finaliza con ‘Ofrenda a la tormenta’, la primera de las cuales ya fue llevado al cine por Peter Nadderman, productor de las películas de los libros de la saga Millenium de Stieg Larson, en una adaptación dirigida por Fernando González Moñina (2017).

La novela que reseño hoy, ‘Todo esto te daré’, es la primera que leo de Dolores Redondo – y no será la última- y fue presentada al Premio Planeta bajo el seudónimo masculino de Jim Hawkins y bajo el título de ‘Sol de Tebas’, que hace alusión al libro que se encuentra escribiendo el protagonista, Manuel, al comienzo de la novela y en gran parte de ella – la trama le hace abandonar su escritura-. Manuel Ortigosa un atribulado y aconjogado escritor cuyo pasado, condensado en su primera novela ‘Lo entregado al no’, basado en la historia de la muerte de su hermana y en el dolor sentido, constituye otra historia transversal al interior de la novela.

Empiezo diciendo que, desde su descripción inicial, y a lo largo de sus 47 capítulos, Redondo logra sumirnos en el ambiente de la novela. Una linda pareja conformada por un escritor, Manuel Ortigosa, y un publicista, Álvaro Muñiz de Dávila, con una cómoda vida y una hermosa casa.

La historia es esta: de repente, durante uno de los múltiples viajes de Álvaro a Barcelona, Manuel, que se queda siempre esperándolo en su casa en Madrid, es informado de la muerte de su esposo, ocurrida en un accidente de tránsito – “parece que se quedó dormido al volante”- en una carretera en Lugo, Galicia, lugar en el que no se supone que debería estar Álvaro. Manuel, pues, parte a Galicia a reconocer el cadáver de su marido y se encuentra con algunas actitudes sospechosas de las autoridades que, con una celeridad inusitada, proceden a cerrar la investigación por la muerte del Muñiz de Dávila. Sin embargo, una forense, Ofelia, que ha descubierto ciertos signos en el cuerpo que hacen suponer de que no se trató de un simple accidente, pero a quien le ordenan suspender la autopsia, y un guardia civil, Nogueira, quien en la escena del crimen y en el auto de Álvaro ha descubierto indicios de lo mismo, y a quien retiran del caso, ambos, se empeñan en llegar al fondo de la verdad, en la sospecha justificada de que no se trata del primer caso de asesinato en que se ha visto involucrada la familia Muñiz de Dávila.

Manuel descubre así que Álvaro pertenece a uno de los marquesados de mayor antigüedad y tradición en la aristocracia española, los Muñiz de Dávila, el marquesado de Santo Tomé, y que él y su familia política son dueños de múltiples tierras y empresas, no solo en Galicia sino en España. Tanto su familia política como Manuel mismo ignoraban su mutua existencia y la cosa se empieza a complicar cuando, en la apertura del testamento, toda la herencia de Álvaro es legada a Manuel, su esposo. Toda esta absurda situación lleva a Manuel, inicialmente, a repudiar la herencia y huir, pero la terquedad de Nogueira, le hace quedarse finalmente para averiguar qué fue lo que ciertamente ocurrió con Álvaro, descubriendo una vida pasada llena de secretos, intrigas, muertes, infidelidades, que hacen que una no quiera dormirse hasta terminar el libro.

Manuel comienza entonces a conocer el entorno, los viñedos, las locaciones y los jardines de As Grileidas, y los personajes que Álvaro, en su doble vida, jamás le mencionó pero que se vuelven parte de su realidad, así, abruptamente.

Lucas, un sacerdote amigo de infancia de Álvaro, se une a Manuel, Ofelia y Nogueira en la reconstrucción de un linaje y de una vida secreta de quienes creyeron conocer en vida. Y, respecto del posible asesinato de Álvaro, tal como lo dice Agatha Christie en ‘La casa torcida, “prácticamente todos en la casa pueden haberlo hecho”… ese ir tras las pistas tratando de descubrir si fue un asesinato y si lo fue, quien lo hizo antes que la autora del libro, es el mejor reto de esta novela.

El título de la obra se origina en una frase bíblica: “Todo esto te daré si postrándote ante mí, me adoras” (Mateo 4:9). Frase que el padre de Álvaro, el gran marqués, le ofrece a cambio de dejar su vida homosexual y que marcará la senda del tono de la narrativa del libro.

Las descripciones que hace Redondo de ese entorno gallego -en homenaje a su padre Eduardo, originario de allí-, de la famosa y vitivinícola Ribeira Sacra, de la sencillez de sus gentes (Daniel, el enólogo y sus hijas, Griñán el notario, Herminia la niñera, la familia de Nogueira, etc..) contrastada con la majestuosidad del marquesado de Santo Tomé y de la prepotencia de sus miembros, la curel marquesa (“El Cuervo”, la llama Manuel), Santiago, el inútil hermano menor de Álvaro y su esposa Catarina, Fran, el otro hermano de Álvaro, muerto hace unos años, de Samuel y Elisa, hacen las delicias de un libro en el que no podía faltar la “mujer fatal”, y un final de lujo, en el que la debilidad humana es explorada desde los más oscuros recónditos del alma.

Toda una recomendación para esta cuarentena.

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