La recomendación de la Organización Mundial de la Salud, OMS, y la Unicef siempre ha sido dar lactancia exclusiva durante los primeros 6 meses del recién nacido y prolongarla al menos por dos años. En este punto hay consenso y no hay discusión.

Pero ahora en tiempos de pandemia surge un debate sobre las conductas a seguir y qué hacer con lactancia materna en mujeres sospechosas o contagiadas por el virus.

La leche materna es todo lo que un recién nacido necesita durante los primeros meses de vida. Es fuente de agua, alimento y defensas. Lo suficiente para crecer y mantenerse sano.

Todos los estudios coinciden en que los recién nacidos lactados según las recomendaciones de la OMS, tienen mayor coeficiente intelectual, presentan menos infecciones respiratorias, asma, riesgo de obesidad y enfermedad cardiovascular en el futuro y menos riesgo de alergias gastrointestinales. Igualmente la leche materna ha demostrado tener múltiples factores que mitigan las infecciones virales

Estos factores, muy estudiados y soportados por la comunidad científica han permitido que el movimiento pro lactancia materna haya crecido en los últimos años a nivel mundial.

Otro punto de relevancia para entender el debate es la importancia del contacto piel a piel del recién nacido con su madre.

Las recomendaciones mundiales dicen que en la primera hora de vida todo bebé debe entrar en contacto piel a piel con su madre e iniciar la lactancia, esta acción promueve el desarrollo de la microbiota normal de los bebés lo cual es un punto fundamental para iniciar la formación normal de defensas del recién nacido.

El punto de controversia se centra en la posibilidad de que la cercanía del bebé con su madre durante la lactancia, pueda aumentar el riesgo del recién nacido de infectarse por COVID-19. La estimación de este riesgo es lo que ha dividido a la comunidad científica.

La mayoría de organizaciones como la OMS, el CDC, UNICEF y la Academia de Medicina de Lactancia, ABM, aseguran que ese contacto piel a piel es un factor protector y no recomiendan aislar al recién nacido de su madre.

Mientras otras, como la Academia Americana de Pediatría, considera que es preferible aislar a la mamá de su hijo para evitar la posible transmisión del virus.

Para quienes defienden continuar con la lactancia, las medidas de precaución como limpieza de la piel, tapabocas permanente cubriendo nariz y boca, y lavado de manos son suficiente para prevenir la transmisión de la enfermedad.

Un grupo de trabajo internacional de profesionales expertos en lactancia,  realizó la guía de lactancia en la emergencia del coronavirus y recomienda no interrumpir la lactancia inclusive en casos sospechosos o confirmados de la enfermedad, siempre asegurando una adherencia completa a las recomendaciones de bioseguridad.

Contrario a esta declaración, la Academia Americana de Pediatría, declaró  en un comunicado del 2 de abril de 2020 que dado el riesgo de contagio de los bebés, si sus madres eran sospechosas o positivas, recomendaban aislamiento del bebé y dar leche materna si estaba disponible por extracción, y a esta recomendación se acogió la Asociación Colombiana de Neonatología.

Algunos hospitales y centros médicos han adoptado la recomendación de la Academia Americana de Pediatría por encima de las recomendaciones de la gran mayoría de organizaciones internacionales.

A pesar de que hasta el momento el Instituto Nacional de Salud, INS, no ha informado ningún caso confirmado de mujeres lactantes con diagnóstico positivo de COVID-19.

Lo que está en juego no es poca cosa. Existen estudios que muestran que los recién nacidos que no están en contacto piel a piel con su mamá pueden tener una colonización bacteriana anormal, poniéndolos en mayor riesgo de adquirir otras enfermedades e inclusive COVID-19.

El otro riesgo es que se han demostrado casos de infección por coronavirus en recién nacidos que han sido aislados de sus madres. Esto se explica porque al quedar bajo cuidado del personal de salud de un centro médico, pueden entrar en contacto con otra persona portadora del virus diferente a su madre que sea la fuente de contagio.

Por lo cual, la Real Academia de Ginecólogos y Obstetras (RCOG) ha dicho que la separación de un bebe no debe ser una medida tomada a la ligera por la gran cantidad de efectos negativos que puede causar.

Alison Stuebe, presidente de la Academia de Medicina de Lactancia aclara que la separación no garantiza el no contagio de la infección y anota como son muy  pocas las familias que tienen la posibilidad de mantener a los recién nacidos aislados en la casa. Y complementa con que la interrupción del piel a piel altera la fisiología normal del recién nacido aumentando la frecuencia cardiaca, la frecuencia respiratoria, disminuye los niveles de azúcar y causa inestabilidad metabólica.

Otro aspecto a considerar es el costo que significa para el sistema de salud tomar la decisión de separar al recién nacido de su madre.  Esta medida requiere tener el doble equipo de personal de salud atendiendo, dos habitaciones ocupadas, dos kits de equipos de protección para el personal, los esfuerzos se duplican.

Durante esta época de pandemia, la comunidad científica ha tenido que trabajar en muchos frentes. Cada especialidad tiene sus propios retos y desafíos.

En el campo de la lactancia materna se ha trabajado intensamente y ha traído un debate que ha puesto a pensar a médicos e instituciones sobre qué hacer en esta época de crisis.

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