Y estos interrogantes, o los que pudiesen haber quedado al margen del drama y el suspenso de la producción, quédese tranquilo, no se responden en los primeros ocho capítulos. Así que esperamos con ansiedad la segunda temporada.

La primera fue grabada en 2018, puesta al aire en 2019 y la grabación para una temporada más o temporadas posteriores fueron cancelados por culpa de la pandemia. Con lo cual las historias sin resolver quedan en modo de espera hasta una nueva puesta al aire por allá en 2023.   

No se la voy a ‘spoilear’ porque la querrá ver y luego masticar, pero le aseguro que me resultó tan adictiva como lo fue ‘Juego de Tronos’. De maratón. Para arrancar un sábado a las siete de la noche con un buen balde de crispetas, agua con gas y un par de cervezas, hasta que despunte el sol a la mañana siguiente.

Algunas escenas tuve que volverlas a ver en varias oportunidades y apreciar la riqueza de los detalles de una producción que invirtió 15 millones de dólares por capítulo.

Por una extraña razón valoras con rabia el poder ver. 

Y no me sorprende sentir eso, porque mucha de la gente contagiada por COVID se muestra altamente agradecidas por sus sentidos. Como tampoco me sorprende el grado de conciencia de más de uno de mis conocidos sobre lo que significó para ellos carecer de olfato o gusto; ni que decir, trastornos visuales o alguna pérdida definitiva.

Se trata de una serie que presenta al mundo futuro, como ya lo había hecho ‘Mad Max’ en la década de los ochenta, con esa crueldad sin límite, violencia y sumisión como norma, pero en medio de la carencia de luz, formas y colores.

En definitiva, se muestra una sociedad post apocalíptica, en la que todos son ciegos y tecnología, no hay. 

Claro que no es como esa película con Denzel Washington que dicta la Biblia de memoria y no sabes que es ciego sino hasta la mitad del filme, no.  Acá todos son ciegos, pero el que tenga la posibilidad de ver será considerado un brujo e irán a cazarlo y torturarlo por eso.

Los niños que nacen en esta sociedad están condenados a vivir a oscuras, y el 99 por ciento nace sin la visión. Las relaciones sociales están construidas a base de misticismo, mentiras, castas, reyes supersticiones y miedos. Hay nobles, aristócratas, esclavos, militares y perseguidos.

La trama es de dioses, falsedades, brujos, esclavistas y guerras. Y como en cualquier otra que hable de relaciones humanas habrá traiciones, profecías, injusticia, héroes, villanos, sufrimientos y videntes.

La vida de la gente, en esta serie, es en la completa oscuridad.

Protagonizada por el musculoso actor de ‘Acuaman’Jason Momoa como Baba Voss, quien nunca vio nada, bien podría ponernos a pensar sobre el futuro de la humanidad y en el inmediato plazo lo que significa ver, oír, oler, escuchar y tocar.

En esta serie no hay zombis ni nada que se le parezca. Aunque en ese planeta Tierra del futuro, ya casi sin los escombros de lo que fuera una sociedad moderna y pujante que se extinguió; del primero al último están ciegos hace más de 500 años, después de un evento del que cuentan, se castigó al humano para siempre restándole una función esencial.

Realmente, ahora vivimos en tiempos muy diferentes a los que la humanidad, a lo largo de la historia, ha tenido que trasegar. La Segunda Guerra Mundial marca un antes y un después. La constante de aniquilación fue mucho peor en ese momento que en cualquier otra época. 

Muchos economistas hablan de estos últimos 50 años como los años de la prosperidad, o los años de la post guerra. Justificados en los avances tecnológicos y científicos en casi todos los campos del saber que ha dejado un crecimiento exponencial y evidentes avances, superando velozmente en 20 años, 30 siglos de nuestra presencia en el planeta.

Los científicos futurólogos que vaticinan cosas, hablan de que los objetos que hoy conocemos como el celular, el ordenador, los procesadores de información o los idiomas o mapas para el 2050 estarán incorporados en el cuerpo y en la mente sin necesidad de aparatos. Lo llaman singularidad.

Sin embargo, a medida que avanzamos en casi todos los campos, aumentando de paso la expectativa de vida y mejorando la condición normal para enfermedades y males endémicos, con las cuales un humano promedio vive hasta los 85 años, el 90 por ciento de ellos en la pobreza absoluta, no deja de ser paradójico que los viejos problemas que nos han aquejado sigan siendo siempre iguales.

Como el de los ciegos de SEE. Aunque tengan formas increíbles de dominar el mundo con tan solo 4 de los 5 sentidos. ¿Qué sería de nosotros si aprendiéramos a usar los demás?

Hace poco leía columnas de opinión de querientes y malquerientes del presidente felicitando la decisión de regularizar a los migrantes venezolanos que fueron desplazados por el gobierno comunista venezolano inepto y mentiroso. 

Su historia es tan desgarradora y su miserable condición de vida tan apremiantes, indignas y tristes con una característica especial, historias invisibles para la mayoría, como en See.

En medio de esta situación agobiante de malos gobiernos, de tiranías, de despotismo, racismo, xenofobia y miserias humanas aun cuando queremos colonizar a Marte, viajar al espacio de turismo o poder trabajar para un proyecto desde distintos países y en diferentes idiomas es difícil superar la desigualdad y la miseria de la mayoría que locura.

No dejen de ver See y si se aterran escríbeme sus comentarios.

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*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.